Los orígenes
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El proyecto Carmesí incorpora a sus fondos las colecciones de distintos fotógrafos de la Región de Murcia, custodiadas en el CEHIFORM, en un momento de incuestionable fuerza de la imagen.
La fotografía se ha popularizado y crece tremendamente en las redes sociales, pero también ocupa las galerías de arte y ya es unánime su consideración como fuente de la historia.
Los orígenes
Aunque los antecedentes son muchos y remotos, se asocia universalmente el nacimiento de la fotografía a la invención de la heliografía por Nicephore Niépce (1826) y más generalmente al daguerrotipo de Louis Daguerre (1837). El nuevo invento conoció una rápida expansión: en España las primeras fotografías se realizaron en el año 1839.
En la segunda mitad del XIX la presencia en nuestro territorio de fotógrafos itinerantes extranjeros como Charles Clifford (1862) y muy especialmente Jean Laurent (1872-1879) y Lucien Levy (a finales de la década de los ochenta) permite la difusión por Europa de postales con las imágenes de los principales municipios de la Región y favorecen la expansión de la nueva técnica. En esta relación de fotógrafos extranjeros no se puede dejar de mencionar a los suizos Hauser y Menet, llegados a la Región en torno a 1890 para realizar las fototipias que quedarían incluidas en su obra España Ilustrada.
También muchos fotógrafos murcianos han vivido y ejercido su profesión en otras tierras. De nuestra pequeña galería es el fotógrafo de Abanilla Julio Sánchez Marco, el más nómada y aventurero, puesto que se estableció en Argentina y Francia, y las pocas fotografías que componen nuestra colección forman parte de la producción que realizó en su pueblo los escasos años que vivió en él.
Los pioneros de la técnica fotográfica eran ambulantes que se desplazaban en su carro-laboratorio y ejercían en muchas ocasiones una labor didáctica, ya que al terminar su estancia en una ciudad enseñaban el oficio por un módico precio. Ginés López, el fotógrafo ceheginero cuya obra está incluida en nuestra colección, es un magnífico y tardío ejemplo de esta práctica: un fotógrafo ambulante que se hospedó en la fonda de su padre mientras trabajó en Cehegín, pagó su estancia enseñando a Ginés el oficio.
La interrelación entre la fotografía y la pintura ha sido total, especialmente en los orígenes de la primera. Con frecuencia han sido dos medios de representación de una misma realidad, algo especialmente evidente en los retratos coloreados y/o retocados. El mejor ejemplo de fotógrafo-pintor con el que contamos es, sin duda, el de Fernando Navarro que realizó magníficos retratos personales, familiares o de grupo en su galería acristalada de Totana.
Francisca Amorós Vidal