Distribuyó y entregó a los pobres lo que de los pobres era [Ojós_Tomás López de Pobeda]
Distribuyó y entregó a los pobres lo que de los pobres era

    Tomás López de Pobeda y Molina, Ojós (Murcia) Primera mitad del s. XVII-1730 Madrid

    Desde pequeño ligado a la vida religiosa

    Tomás López de Pobeda y Molina nació en Ojós en la Primera mitad del siglo XVII, cuando el Valle de Ricote pertenecía a la encomienda santiaguista.

    Su padre fue Don Antonio López de Molina, natural de Ojós, y su madre Doña María Banegas Carrillo y Tomás, nacida en Ricote.

    Desde muy pequeño mostró su interés por la vida religiosa, hasta que fue nombrado sacerdote. Más tarde alcanzaría la licenciatura en su interés por ampliar sus conocimientos.

    Al poco tiempo, debido a sus méritos fue nombrado Capellán de la Capilla de Nuestra Señora del Buen Suceso, del Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, en Madrid.

    El legado de sus amistades

    Durante su vida tuvo la fortuna de hacer amistad con personas destacadas de la Villa y la Corte de Madrid. Algunos de estos amigos legaron a su muerte parte de sus bienes a Don Tomás de Pobeda.

    Gustaba de volver a menudo a su tierra, a Ojós. En estos viajes visitaba a su familia, pero también le servían para adquirir abundantes propiedades. Entre esas adquisiciones se encontraban propiedades rústicas y urbanas.

    En enero de 1722 Don Tomás de Pobeda fundó un patronato laical y temporal. Consistía en una pequeña fundación para obras pías, a la cabeza de ella estaba su sobrino Pablo Pascual de Pobeda, natural también de Ojós. Con las rentas que daba este patronato su sobrino debía ordenarse sacerdote y vivir con comodidad. Sin embargo Pablo no se ordenó sacerdote, por lo que los bienes del patronato quedarían para la fundación que más tarde realizaría Don Tomás en Ojós.

    Últimas voluntades de un hombre bueno, caritativo y amante de su tierra

    Viendo su muerte cercana Don Tomás dejó escrito su testamento en 1729. En él dejaba muestras del amor que sentía por su tierra, y tras encomendarse a sus advocaciones preferidas, dispuso ser enterrado en la parroquia de donde fuera feligrés el día de su fallecimiento, o en el convento que dispusiesen sus albaceas. Finalmente fundó un Patronato Real de Legos, con el fin de que tras su muerte las autoridades religiosas no tuvieran poder sobre el mismo. Lo dotó con los bienes que había acumulado a lo largo de su vida en el Valle de Ricote y en Madrid. Dejó bien claro que ninguno de estos bienes se podría vender o dividir.

    Este patronato debía dar anualmente 824 reales al Convento de religiosas de Santa Ana de Murcia, y 824 reales a la Iglesia Parroquial de Ojós.