Castillo de Mula
Castillo de Mula


  Expulsiones y repoblación

  Cuando finalizó la Reconquista, con la toma del reino de Granada en 1492, se decretó la expulsión de la Península Ibérica de todos los que no se convirtieran al cristianismo. Al reino de Murcia llegan nuevas gentes en busca de tierras que roturar, incrementándose la población. A la villa de Mula llegaron casi un centenar de familias. La ciudad tuvo que crecer para albergar a sus nuevos pobladores y lo hizo hacia el valle, rebasando el límite de sus murallas.

  Durante el siglo XVI tiene lugar el despegue urbanístico. Aparece la plaza pública como centro de la vida del pueblo, en torno a la cual se fueron edificando la torre del reloj, la cárcel, el Ayuntamiento y el Pósito o almacén de grano. 

  El siglo XVII asestó un penoso golpe a la próspera villa de Mula. Las epidemias y el hambre asolaron sus tierras. La Peste de 1648 ocasionó la muerte a más de la mitad del vecindario. Hasta finales de siglo no se recuperó la población, alcanzando las cifras que tenía en la centuria anterior.

  Conflictos políticos con los Vélez

  Los problemas comenzaron cuando Pedro Fajardo, primer marqués de los Vélez, nombró adeptos a su persona en el Concejo. La vulneración del Fuero de Córdoba (que permitía a la villa nombrar sus propios Ayuntamientos) hizo que la oligarquía local se rebelara contra el marqués. Se produjeron revueltas, denunciándose la situación ante el Rey Carlos I, y se interpuso un pleito en Granada. El conflicto llega a su cúspide cuando en 1805 se asesinó al marqués de Torre del Barco. Lo único positivo que obtuvo Mula del conflicto con el marquesado fue el Castillo. El marqués edificará la fortaleza para controlar las rebeliones internas.