Detalle de los muros modernos
Detalle de los muros modernos
Dibujo de la Hospedería moderna
Dibujo de la Hospedería moderna

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Conflictos y pleitos

  Durante el siglo XVIII los Baños de Fortuna continuaron recibiendo visitantes, alojados en las casas o estancos, mandadas construir por el concejo en 1630. Los sucesivos pleitos que durante este siglo se plantean por su propiedad, por el derecho a construir en sus inmediaciones, o bien por el uso de las aguas, y los intentos que se realizan por aumentar el caudal de sus aguas, son testimonio de que los Baños se habían convertido en un bien apreciado por su rentabilidad económica. A pesar de este auge, el siglo XIX marcó el fin de los Baños Viejos y su traslado y ubicación en el emplazamiento actual.

El siglo XIX; el abandono de los Baños Viejos

  Los primeros años de esta centuria se caracterizan por los toques de atención del concejo relativos al mal estado de los Baños, que amenazaban ruina, y a la adopción de medidas para intentar solucionarlo. Sin embargo, con el paso de los días, el caudal de este nuevo nacimiento se redujo considerablemente al tiempo que el nacimiento original, donde estaba el antiguo edificio romano y la hospedería del XVII quedaba completamente seco.

  Aunque se duda de la veracidad de este relato, lo cierto es que en 1844 nacía el nuevo Balneario en su emplazamiento actual, quedando abandonados los Baños Viejos. A partir de este momento se acelera el proceso de ruina del edificio, del que alertaba el concejo en los años iniciales del siglo XIX; buena parte de los derrumbes de sillares y bóvedas que se han localizado en el yacimiento se producen en la segunda mitad de este siglo; además, parte de los materiales constructivos fueron reutilizados en edificaciones contiguas.