Medio antropógeno
Otro complejo ambiental que también establecemos en estas descripciones de Biotopos es el referido a esas formaciones no naturales que el hombre ha ido construyendo en el ecosistema y que con el paso del tiempo algunas especies han sabido aprovecharlas en su beneficio.
Existen en él una serie de comunicaciones de seres vivos que han sufrido tal adaptación evolutiva, que las hace capaces de ocupar un nicho ecológico que se hallaba vacío (aunque habitado por el hombre) y resulta ser un hábitat de lo más alterado y desnaturalizado; pueblos, caseríos, corrales de ganado, graneros, cortijos y demás construcciones humanas.
De la misma manera que sucedía en el Biotopo anterior de Cultivos, en el medio humano existe para su fauna un aspecto común; la adaptabilidad al trasiego antrópico y la transformación de los elementos que los componen. Por esta propia adaptación de sus ocupantes, la relación entre éstos y el entorno es hasta cierto punto relativamente estable, aunque la actividad del hombre los condiciona fuertemente.
La fauna que enmarcamos en este biotopo no es necesariamente exclusiva del mismo, si no que las construcciones antropógenas pueden ser aprovechadas por los animales en alguna fase importante de su existencia, tal como la búsqueda de alimento y sobre todo, durante la etapa reproductora, en donde instalan sus nidos y cobijos en las oquedades de las construcciones. Un apreciable ejemplo de la duplicidad de ocupación de medios es el Colirrojo tizón, Collalba negra o la Salamanquesa, que como ya dijimos en un apartado anterior, habitan y se reproducen junto al hombre e igualmente en los alejados e inaccesibles cantiles del Medio rupícola.
Entre los que utilizan el hábitat humano en alguna fase o a lo largo de toda su vida enumeramos; Abubilla, Avión común, Vencejo común, Cernícalo, Estornino negro y pinto (invierno), Golondrina común, Gorrión común y Chillón, Mochuelo, Lechuza común, Murciélago común, Ratón casero, Rata común, Comadreja, etc.