El Cabezo de la Zobrina

   El Cabezo de la Zobrina data del Paleolítico Inferior. Se trata de dos franjas rectangulares de terreno ubicadas en un monte, que constituyen un importante yacimiento de sílex, aprovechado por el hombre prehistórico para extraer material con el que fabricar todo tipo de utensilios. Elaboraban objetos necesarios para el descuartizamiento de animales, plantas y frutos comestibles, así como armas para la caza y la guerra. De este taller de sílex al aire libre salieron hachas, raspadores, cuchillos, puntas de flecha, figurillas antropomorfas y zoomorfas. Algunas piezas apenas están esbozadas y otras están muy bien talladas. Ciertas rocas pulimentadas presentan decoración pictórica de tipo abstracto y esquemático a base de líneas muy finas (rectas o curvas).

   La Loma de los Peregrinos, poblado y necrópolis eneolítica

   En 1933 un labrador alguaceño halló, por casualidad, una cueva excavada artificialmente y tapada por una losa de piedra, que contenía restos de esqueletos, vasijas cerámicas, adornos y herramientas diversas. Era la llamada Loma de los Peregrinos, situada dos kilómetros y medio al Noroeste del núcleo urbano de Alguazas y a tan sólo 500 metros del Monte de la Zobrina. Se dató en el período Eneolítico, en torno al 2500 a.C.

   La forma de enterramiento era la inhumación colectiva. Los cadáveres eran depositados unos encima de otros, en posición de medio lado, con las piernas y los brazos encogidos. Como muestra este yacimiento, el culto a los muertos era indicativo de la creencia en la vida de ultratumba como una secuencia de la presente. De ahí que estos primeros pobladores enterrasen a sus difuntos rodeados de un rico ajuar funerario para pasar a la vida del más allá, pero siempre tomando como base los artefactos y necesidades de la vida anterior en la tierra.

   Entre los materiales más importantes de estos ajuares se pueden destacar punzones de bronce y hueso, cuchillos de distinta sección labrados en sílex, hachas de piedra basáltica, puntas de flecha de sílex, fragmentos cerámicos de factura rudimentaria y objetos de adorno personal. Especial interés presenta un collar de 2.350 cuentas de distintos materiales (vértebras de pez, hueso, caliza, madera, caracolillos de forma cónica...), así como un colgante de asta.

   El Campo del Alfarero, asentamiento argárico

   El yacimiento argárico del Campo del Alfarero o Loma de la Presa se encuentra a unos 200 metros del río Segura, sobre un promontorio, algo habitual en los poblados de ese período. En él se hallaron ocho viviendas u hogares argáricos de planta rectangular. En estos poblados los muertos eran inhumados individualmente en cista o en urna, bajo el piso de la vivienda, en posición de medio lado y con brazos y piernas encogidas. Otros restos encontrados son una cuchara de cerámica, molinos de uso doméstico (fabricados en granito), además de hachas, puntas de flecha, cuchillos y símbolos de sílex. Los materiales arqueológicos que ha dado Alguazas se custodian en el Museo Arqueológico de Murcia y en diversas colecciones privadas.

   En Alguazas no existe indicio alguno de presencia íbera ni romana. Resulta extraño, ya que en municipios cercanos (Molina de Segura, Lorquí o Las Torres de Cotillas) sí se han hallado restos de esta época. Además, al situarse en Alguazas la confluencia de los ríos Segura y el Mula, su afluente, era un lugar fértil e idóneo para el asentamiento humano. Se sabe que los cursos del Mula y del Segura eran usados como rutas comerciales desde los primeros colonizadores llegados a la Península Ibérica (fenicios y griegos) en sus contactos e intercambios con la población local (íberos). Quizá los frecuentes y destructivos desbordamientos de ambos ríos arrasaron los restos de cualquier asentamiento humano de la Antigüedad.