Aledo, fortaleza del Islam
Aledo Medieval

   Las noticias más antiguas sobre Aledo son del 896 d. C., fecha en que es mencionado como 'hisn' (fortificación), con motivo de la expedición que las tropas del emir cordobés hicieron a la cora de Tudmir contra el rebelde Daysam B. Ishaq. Las siguientes informaciones documentales son del siglo XI, avanzado ya el proceso de dominación musulmana sobre gran parte de la Península Ibérica. En dicha centuria se inició la construcción del Castillo de Aledo, asentada sobre las primitivas defensas del siglo IX. Aledo se sitúa en un abrupto paraje, dominando un amplio territorio, cercano a las rutas de comunicación entre Levante y Andalucía. La posición fortificada de los sarracenos no tardó en convertirse en una pieza geoestratégica de gran relevancia.

  A fines del siglo XI, el monarca castellano-leonés Alfonso VI impulsó la Reconquista de los territorios musulmanes. Así pues, en el año 1086 Aledo fue tomada por el famoso caballero castellano García Jiménez. Desde esta plaza fuerte, las huestes cristianas llevaron a cabo expediciones guerreras por Murcia, Almería, Granada y Jaén, además de un intenso saqueo y destrucción. Cuando los almorávides llegaron a Al-Ándalus para unificar los reinos de Taifas bajo su mando, Aledo se convirtió en uno de los objetivos esenciales. Debía ser conquistado por dos motivos: por un lado, expulsar a los castellanos de territorio islámico; por otro, castigar a Ibn Rasiq (Rey musulmán de Murcia que se declaraba independiente). Aledo se había convertido en el centro de las fuerzas cristianas en el Sureste peninsular. Era el punto fuerte de los avances reconquistadores de Alfonso VI. Su importancia era tan grande, que Ibn Al Abbar se refirió a Aledo como 'El famoso inexpugnable'.

   Hacia el año 1092, el soberano almorávide Yusuf Ben Texufín, apoyado por tropas musulmanas de Sevilla, Almería, Granada y Murcia, puso asedio a la enriscada plaza con torres, fosos y empalizadas. Sólo el hambre y la cercanía del invierno hicieron mella entre los cristianos. Alfonso VI acudió en ayuda de Aledo al frente de su ejército. Ello provocó la retirada del contingente musulmán. Cuando el Rey de Castilla entró en la fortaleza, encontró las murallas arrasadas y una guarnición extenuada, de apenas unos centenares de hombres, tras los tres asedios almorávides. Ello le llevó a ordenar la retirada de la plaza fuerte, una vez arrasada e incendiada. De este modo, Aledo volvía a manos del Islam.

   La Reconquista y repoblación castellana

   En el año 1243, los embajadores del Rey musulmán de Murcia Muhamad Ibn Hud se reunieron con el infante don Alfonso de Castilla, firmándose el Tratado de Alcaraz, pacto de vasallaje en favor de los castellanos. Sin embargo, las fortalezas de Aledo, Lorca, Mula y Cartagena se negaron a aceptarlo y hubieron de ser tomadas por las armas. Aledo fue reconquistada por los cristianos en 1244. El 14 de abril de 1257, Alfonso X 'El Sabio', mediante la concesión de un privilegio, otorgó Aledo a la Orden de Santiago, siendo su maestre Pelay Pérez Correa. Aledo quedó vinculada, durante más de cinco siglos, a los caballeros santiaguistas, que debían protegerla de los ataques musulmanes y repoblarla. El territorio se organizaba a través de una encomienda que contaba con un comendador de la Orden y un Concejo (compuesto por dos alcaldes ordinarios y regidores). También se nombraba un párroco.

   En 1271 aún no habían llegado repobladores cristianos a Aledo. Las aljamas musulmanas pagaban a la Orden de Santiago 487 maravedíes anuales en tres plazos (febrero, junio y octubre). Para atraer a cristianos viejos, el maestre de la Orden de Santiago Juan Osórez concedió a Aledo el Fuero de Nueva Población en 1293, con franquicias y libertades para sus repobladores. En 1350, el maestre de la Orden don Fadrique (hijo de Alfonso XI) facultaba al comendador Bernal Alonso para repartir tierras de Aledo a propios y forasteros, con la única condición de que se instalasen allí y cultivasen tres tahúllas de viñas durante los tres primeros años.

   Hasta el siglo XIV Aledo continuó siendo tierra de mudéjares, es decir, musulmanes que vivían en territorio cristiano a cambio del pago de un tributo. Ello se debe a que Aledo era un lugar apartado, de difícil acceso y muy cercano a la frontera con el reino de Granada. Esto conllevaba inseguridad, debido a las frecuentes incursiones musulmanas en el reino de Murcia. En esa centuria, la encomienda de Aledo generaba una renta anual de 125.000 maravedíes y, en caso de conflicto armado, servía con cinco lanzas (guerreros totalmente pertrechados). La incipiente expansión de Aledo derivó en numerosos pleitos de límites con los concejos vecinos de Lorca, Alhama y Mula. Dentro de los límites de este último, la encomienda de Aledo poseía el lugar de Pliego, núcleo mudéjar con un castillo, que servía de refugio a la población.

   La frontera del reino de Murcia con el Islam dio protagonismo histórico y razón de ser a Aledo durante dos siglos y medio. En ese período el hecho de armas más significativo fue la batalla de los Alporchones (17 de marzo de 1452). Las tropas de Lorca y Murcia derrotaron a las huestes procedentes del reino nazarí de Granada. El comendador de Aledo, Alfonso de Lisón, mató al alcalde de Baza y apresó al de Almería, que murió a causa de las heridas. Lorca, agradecida por la ayuda, concedió a Aledo parte de su territorio. En 1489 un contingente militar de Aledo, junto a veinte caballos, acompañó a los Reyes Católicos en su ofensiva sobre el reino de Granada. Con la definitiva Reconquista de Granada en 1492, la villa de Aledo perdió su condición de baluarte fronterizo de primera importancia y comenzó a decaer en favor de su arrabal, Totana. En 1494, los Reyes Católicos, administradores de la Orden de Santiago, confirmaron los privilegios de la villa de Aledo, quedando sus pobladores exentos de pagar toda clase de tributos. Desde finales del siglo XV la seguridad del bastión fortificado de Sierra Espuña dejó de primar, en beneficio de las tierras cercanas al Guadalentín, más fértiles y mejor comunicadas.