Durante la dominación árabe de Abanilla sus abundantes productos eran llevados al mercado semanal de Orihuela, dada la proximidad del municipio y vendidos a un público que apreciaba no solo los productos frescos sino también las distintas recetas que con ellos se elaboraban.

La historia nos habla de miel, pasas, almendras, aceite, azafrán, higos, dátiles y albaricoques. De siglos medievales perdura la receta del alajú, un dulce preparado con almendras, nueces, pan rallado y miel cocida, así como la del pan de dátil que aún hoy día se degusta, dada la abundancia de palmeras datileras en algunos parajes de Abanilla como la misma Macisvenda

El pan de dátil se prepara con la fruta deshuesada, almendras picadas, matalahúva y miel. Se prepara una masa con toda esta mezcla y se prensa dispuesta en unos moldes.

La cocina de Abanilla se distingue por unos platos que mantienen una curiosa conjugación de mezclas e influencias pero que se basa, principalmente, en los productos y la caza de la que se ha podido disfrutar tradicionalmente en la tierra.

Carnes a la brasa, arroces con conejo y caracoles, gazpacho de tortas cenceñas con conejo, gachasmigas, y las conocidas como tortilleras, un plato muy parecido a las gachas pero que queda algo más compacto que estas. En las tortilleras un sofrito de ajo y ñoras sirve como base a una mezcla de harina y agua que quedará algo más consistente que el resultado de las tradicionales migas. A las gachas tortilleras se le pueden añadir tropezones de embutido según el gusto.

En lo referente a los postres de Abanilla, además de las referencias ya hechas a sus dátiles, que antiguamente los lugareños consumían también cocidos, hay que hacer mención, aunque actualmente no sea un cultivo intensivo, a los albaricoques de damasco, traídos a la Península desde Siria, así como a las peretas.

Las celebraciones y fiestas son momento para disfrutar de monas o toñas, almojábanas, rollos de naranja y anís, y los tradicionales buñuelos.

No hay que olvidar que en Abanilla existen bodegas que hacen un vino local que suele exportarse a Alicante y se comercializa en la provincia vecina bajo la denominación de origen de Vino de Alicante, en sus variaciones de tinto, rosado y blanco. Como vemos la gastronomía de Abanilla tiene su propio vino.