Durante la época romana, el poblamiento se fue situando en torno a la Vía Augusta y en las proximidades de los nacimientos de agua. Aquélla, que constituía un importante nudo de comunicaciones, bordeaba el río Corneros, pasando por Xiquena, el Jardín y Casas del Rubio, para continuar hacia Vélez Rubio. En la zona se han encontrado varios yacimientos romanos como el de la Casa del Olmo (también denominado Molino del Rollo o Xiquena II), El Jardín o Casas del Rubio, en donde se halla una mansión denominada 'Ad Morum', que aparece citada en el Itinerario de Antonino (siglo III d.C.).

  El desarrollo de la zona de Fontanares se produjo con la llegada de los pobladores islámicos, cuando de nuevo la fertilidad de sus tierras y sus nacimientos de agua atrajeron a nuevos habitantes, que poco a poco se fueron agrupando en alquerías. Según el texto de Hulal al-Mawshilla, "Tirieza es una zona próspera rica en agua y en frutos". Se construyeron infraestructuras hidráulicas como balsas y molinos, que atestiguan el carácter agropecuario de esta sociedad. Pero en 1257, el vecino Castillo de Puentes pasa a manos cristianas, convirtiéndose Xiquena y Tirieza en el primer baluarte de la frontera nazarí.

  La nueva presencia militar supondrá el despoblamiento de la zona y la construcción de numerosas estructuras defensivas. Entre ellas se encuentra el Castillo de Tirieza, construido posiblemente entre los siglos XI y XII y situado en un cerro, a una altura considerable, permitiendo así el control de la zona de los Vélez, así como la vega del río Corneros. Se trata de un castillo rural para la defensa de la comunidad establecida en los alrededores. Fue destruido en un asalto nazarí, tras el que no se volvió a reconstruir. Frente al Castillo de Tirieza se alzan los restos del Castillo de Xiquena, se levantó en el siglo XIII, y pasó a manos cristianas en 1433, tras la conquista del adelantado Alonso Yañez Fajardo.