La comarca sufre altibajos

  La primera mitad del siglo XIX supuso una recesión de la demografía, debido a diversas epidemias y sequías prolongadas, pero con el transcurso de la centuria la situación fue mejorando y las cifras de población se recuperaron. En el terreno político hacia finales de siglo habían fracasado los intentos de la monarquía democrática, así como el régimen republicano. Antonio Cánovas del Castillo implantó el periodo de la Restauración Borbónica. En las tierras que rodean Lorca el sistema de gobierno se tradujo en la permanencia del poder de los caciques y las elites de propietarios, conectados por redes de amistades políticas, que posibilitaban el turno pacífico del poder, es decir, la alternancia en el gobierno entre conservadores y liberales.

  La población de Torrecilla se dedicó casi por completo a las tareas agrícolas, primando el cultivo de cereal, con lo que el problema del agua para abastecer los riegos comenzó a vislumbrar una solución. Para mejorar esta circunstancia fue aprobado el Plan de Mejora del Regadío de Lorca, que coincidió con la llegada del trasvase Tajo-Segura, con lo que paulatinamente la agricultura de secano tradicional perdería terreno ante el regadío especializado.

  Una prosperidad inusitada

  Las últimas décadas del siglo XX vieron convertirse a la Diputación en un próspero centro de producción, pasando a ser la pedanía mejor dotada en infraestructuras de todo el municipio. Distribuidos por su territorio se encuentran dos Polígonos Industriales, el de Saprelorca y Los Peñones; el nuevo Hospital Rafael Méndez, que atiende a toda la comarca, así como la Ciudad Deportiva, un fabuloso complejo con instalaciones para la práctica del deporte. Además, cuenta para la formación con el IES San Juan Bosco, un colegio público, viéndose favorecida en sus comunicaciones por la Autovía del Mediterráneo, que atraviesa su territorio.