Su historia nos remite a un territorio dedicado a la agricultura desde tiempos remotos.
El período de romanización de la zona es poco conocido pero se sabe que durante los siglos I y IV la civilización romana se asienta en el municipio de Águilas, dependiendo su economía básicamente del mar, las salazones y la elaboración de la salsa Garum. La agricultura también formó parte de este sistema económico que los romanos encontraron en Águilas dedicados a la vid, el olivo y el esparto. Se han encontrado diseminados en la zona restos de villae romanas dedicadas a la actividad agropecuaria.
Después de la decadencia del imperio romano, la Edad Media trajo a toda la zona de Águilas un vacío de población, durante la dominación musulmana pocos eran los que habitaban la zona. En el siglo XIII el Reino de Murcia pasa a manos castellanas como protectorado. Los escasos agricultores castellanos que vivían en la zona en el siglo XV se protegían de las incursiones musulmanas en los castillos siendo los más cercanos a esta zona los de Chuecos y Tébar. Su cercanía al mar constituía una tierra vulnerable a los ataques de los corsarios.
Durante el período moderno- contemporáneo se constituye un patrón de asentamiento, de explotación y dominio de territorio en la zona, construyéndose casas con recinto fortificado y asentándose en lugares adaptados al terreno que permitiesen su control. Estas alquerías fortificadas se ubicaban cerca de fuentes de agua.
Es en los siglos XIX y XX cuando los caseríos empiezan a crecer, siendo este el caso que nos ocupa, se construían casas de campo rodeadas de chumberas y pitas. Los habitantes de estos caseríos se dedicaban a la agricultura, sobre todo de secano y al ganado, discurriendo por su territorio una vereda, la de El Cocón, que forma parte de las vías pecuarias de la Región de Murcia. Es también en esta época, en 1843, cuando Águilas constituye su ayuntamiento y El Cocón pasa a pertenecer al municipio.
Este período supuso una época de bonanza, pero también de crisis por la decadencia del sector de la minería, la introducción del cultivo del tomate y otros regadíos supuso una salida a la crisis económica, vía de desarrollo que llega hasta el día de hoy.
Entre la flora y fauna subacuática de las playas de El Cocón destacan la posidonia oceánica y las distintas especies de gorgonias blancas, muy similares a bancos de coral pero más frágiles, ya que si se las toca mueren. Esta flora forma parte de pequeñas unidades vitales entre las cuales viven pequeñas formas de vida marina.
Durante el período estival, como tantos otros pueblos costeros, se celebra el 16 de julio, la festividad de la Virgen del Carmen, patrona del mar. Más tarde, el 15 de agosto, también se celebra la fiesta de la Asunción de la Virgen.
Código Postal: 30889
Origen: Siglo XIX
Altura media: nd
Habitantes: 10
Superficie: nd
A partir de 1960 la agricultura del regadío llegó a Águilas donde se introdujo el tomate, la lechuga o la sandía. La economía de El Cocón hoy en día conjuga la agricultura tradicional de secano de cereales, olivos y almendros con invernaderos dedicados al tomate y campos de fruta como la sandía.
En los últimos veinte años del siglo XX, comienza a expandirse el sector turístico, que aprovecha la peculiaridad de sus paisajes cercanos al litoral de Águilas para la construcción de como casas rurales para los turistas. Muchas de estas casas rurales son antiguas casas que se rehabilitan recuperando de esta manera el patrimonio arquitectónico. Además hay que mencionar la actividad de los cotos privados de caza que existen y constituyen otro atractivo.
Las pesca de bajura también ha proporcionado a la cocina aguileña gamba, y especialmente, gambón rojo, de extraordinaria calidad.
Algunos pescados se cocinan asados a la plancha, como los calamares, las gambas o los salmonetes, o en moragas y hechos a la brasa, como es el caso de las sardinas y el caramel. Los guisos de pescado tienen su protagonismo en el caldo de pescado, el arroz a banda o la sopa de mariscos.
La zona del prelitoral aguileño aporta a esta cocina conservas de gran tradición en toda Águilas, ya que a los cultivos de hortalizas, especialmente lechuga y tomate, hay que añadir las tápenas o alcaparras, preparadas en encurtidos de agua, sal y vinagre.