A unos 30 kilómetros de la capital murciana, en un sector prelitoral ubicado en el conocido como campo de Murcia, se sitúa la pedanía de Sucina.
El origen de esta población se remonta a 1744, fecha en la que se establece este núcleo como parroquia, si bien hay documentos que ya hablan de él entre los siglos XVII y XVIII.
Sería el presbítero Arteaga, recordado en una calle y en el colegio público de la pedanía, el que con su propio patrimonio y esfuerzo donaría las tierras necesarias para la construcción de la primera ermita de Sucina, en el siglo XVIII. Lo que en sus comienzos fue una capellanía acabaría siendo, por mediación de Arteaga, una parroquia.
Tradicionalmente, y dada la geografía de la zona, la base económica de esta pedanía ha sido la agricultura de secano, con árboles de hueso y cítricos, así como cultivo de hortalizas, si bien en la actualidad el desarrollo urbanístico de todo el área ha proporcionado un incremento económico y 
demográfico.
Sucina dispone de todos lo servicios públicos básicos, asociaciones de jubilados o juveniles tienen a su disposición un aula y un salón de actos en el centro cultural y social de la población.