Es uno de los principales asentamientos de época eneolítica del tipo del poblado de los Millares (Almería). Es un poblado fortificado situado sobre un cerro amesetado de las estribaciones de la Sierra de las Moreras. En la parte elevada del cerro se conservan la muralla y las cabañas circulares, y en la zona baja puede contemplarse restos de un enterramiento en tholos, testimonio del megalítismo en la zona.

La zona habitada estaba rodeada por una muralla que se localiza en las zonas más vulnerables del poblado, que son las partes oeste y sur, porque las zonas norte y este estaban defendidas por los escarpes naturales del terreno. En la estructura constructiva de la muralla, asentada directamente sobre la roca caliza de base, estaba formada por dos hileras de piedras irregulares trabadas con barro, dispuestas en forma paralela, y cuyo interior estaba relleno de piedras menores. Para reforzar la línea de defensa, la muralla estaba jalonada por bastidores defensivos.

En el interior de la muralla, es decir, dentro del poblado, se encontró abundante cerámica, a mano y fragmentos a torno de cerámica común de tipo iberorromano, puntas de flechas con aletas y de silex, incluso un taller de talla de silex in situ. También abundantes restos malacológicos y de huesos y algunas conchas.

Las viviendas son de estructura circular, algo ovalada y conservan parte del zócalo de piedra que está formado por dos hileras paralelas de piedras irregulares pero bien encaradas hacia el interior, relleno de piedras menores, exactamente igual que la muralla.