El origen de ésta creencia parece hundir sus raíces en la cultura musulmana, atribuyéndose el mal a la envidia, los celos o a deseos bien sean estos expresos o  subconscientes.

El "aojamiento" afecta a la salud de los niños, la vida de los adultos, la lozanía de las plantas, la fecundidad de las cosechas o la fortaleza del ganado. Los  tenidos por transmisores del mal de ojo -mujeres en la mayoría de los casos-, actúan por mediación de una voluntad extraña a él, superior y desconocida ; se llega incluso a decir que es posible estar dotado del maléfico fluido, sin tener conciencia de ello. La creencia considera proclives a tener este poder a los estrábicos, las menstruantes, los deformes de cintura arriba o personas pelirrojas. Por lo general, se reconoce que alguien sufre este mal cuando le invade la tristeza y la melancolía, seguida de un quebrantamiento del ánimo y flojera, insomnio,dolor de cabeza o llantos.

Los métodos utilizados para diagnosticar el mal de ojo suelen ser, en general, dos : la prueba del pelo y la gota de aceite. La primera consiste en presentar un mechón del enfermo a la curandera ; y la segunda, más complicada, se basa en una serie de reglas, siendo la principal no practicarla en viernes, sábado o domingo, ya que de infringir dicha norma, el paciente soportará la enfermedad por todo un año. Una vez tenido esto en cuenta la curandera, persona con gracia, colocará con su mano izquierda el candil de aceite sobre la cabeza del paciente haciendo discurrir aceite del mismo sobre el dedo corazón y dejándolo caer sobre un vaso de agua, al tiempo que se dice: “En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo”. Tras esto, si la prueba denuncia la existencia del maleficio, se procede al siguiente recitado:

Los Conjuros para ahuyentar el " mal de ojo"

Dos te lo han hecho,

tres te lo han de quitar,

que es el Padre, el Hijo,

y la Santísima Trinidad.

Longino hirió al Señor

en su costado con la lanza,

y llegó la sangre hasta las astas.

El Señor dijo Longino, basta”.

Esta fórmula puede repetirse si fuera necesario varias veces pero siempre en número impar. Otro ritual comienza por recitar el nombre del enfermo, rezándosele la siguiente fórmula:

 “El más malo es

tres te lo han hecho,

cinco te lo han de quitar

por el nombre del Padre

y de la Santísima Trinidad.

Si es de la cabeza, Santa Teresa;

si es de los ojos, San Alfonso;

si es del corazón, la Purísima Concepción;

si es de los pies, San Andrés.

Posteriormente el curandero traza tres veces en la cabeza del enfermo, el signo de la Cruz. El rito termina depositando tres granos de sal sobre una vasija de agua, y tras signarla, se derrama el líquido en la puerta de la casa del interesado. Esta prueba también puede desarrollarse con aceite del candil, con el cual se moja un dedo que posteriormente se vuelca en un tazón con agua ; si el aceite cae en el agua y desaparece es que el sujeto no tiene aojamiento, pero si el aceite se extiende en el agua, entonces si tiene el mal. Se dice también que la alhábega en la oreja  es un buen método preventivo para librarse de aojadores.