Fondo de Posidonia oceanica
Fondo de Posidonia oceanica
Murcia enclave ambiental
Estrella de Mar en la Reserva Marina de Cabo de Palos [Cabo de Palos, santuario marino mundial]
Estrella de Mar en la Reserva Marina de Cabo de Palos
Javier G. Gallego

    Destaca en gran medida la presencia de las praderas de Posidonia oceánica, un ecosistema de gran importancia ecológica, exclusivo del Mediterráneo.

    Esta planta cubre grandes extensiones de fondo arenoso hasta los 50 metros de profundidad. El 75% de las praderas de la Región de Murcia bordean Cabo de Palos, frente a La Manga y el Parque Natural de Calblanque, con una extensión de 7.000 hectáreas en buen estado de conservación.

    Esta fanerógama marina posee un ciclo estacional muy marcado con pequeñas flores entre septiembre y noviembre –vestigio de su pasado terrestre–, y frutos, llamados olivas de mar, durante los meses de abril y mayo. Más adelante se producirá la caída y muda de las hojas que alcanzarán las playas con los primeros temporales del otoño.

    Estas praderas son indispensables para el equilibrio del ecosistema mediterráneo pues constituyen el refugio para las puestas y los alevines de gran número de especies de interés pesquero. En ellas se han identificado hasta 1.300 especies diferentes y se incluyen como Lugar de Importancia Comunitaria en la Directiva de Hábitats de la Unión Europea (94/42 CEE del 21/05/1992).

    Las praderas tienen un impacto muy positivo sobre el turismo debido a su capacidad para mantener limpias las aguas ya que las hojas atrapan el sedimento y protegen las playas del embate del oleaje y de la erosión. Además aportan de 4 a 20 litros de oxígeno por metro cuadrado y día, producto de su actividad fotosintética, lo que facilita la oxidación de materia orgánica y su reconversión en nutrientes.

    La Posidonia crea un hermoso paisaje de aguas claras donde recrearse observando la naturaleza con un equipo sencillo de gafas, tubo y aletas en compañía de los más pequeños de la familia, y constituye uno de los ecosistemas marinos más importantes de nuestro planeta junto a manglares y arrecifes de coral.

Corales y montañas submarinas

    Otro factor que influye decisivamente en la biodiversidad de esta zona es la orografía del litoral.

    La plataforma rocosa donde se sustenta el faro, es en realidad la continuación de una cordillera costera que se precipita hacia el fondo del Mediterráneo por su vertiente oriental, más allá de las Islas Hormigas, y se eleva progresivamente hacia el oeste dándole un carácter acantilado a la costa de Cartagena. Es éste el origen de las montañas submarinas que reciben el nombre de “bajos” y que se extienden 3 millas mar adentro.

    De todos ellos los más peligrosos son el Bajo de Dentro, que asciende desde 50 metros de profundidad a 3,3 metros de la superficie, y el Bajo de Fuera, desde los 60 metros de agua a 3,6 metros de profundidad. No se ven pero están a una cota que alcanza el casco de buques de gran envergadura y con calado suficiente para encallar.

    La presencia de los bajos dificulta, sin duda, la navegación en este tramo de la costa, pero también constituyen enormes edificios-arrecife mar adentro, donde se desarrollan las comunidades coralígenas de gorgonia blanca (Eunicella singularis) y gorgonia roja (Paramuricea clavata). Estos corales encuentran aquí el sustrato idóneo donde fijarse firmemente en zonas expuestas a la corriente y forman campos de gorgonias que adquieren colores brillantes con la luz de los buceadores.

    Cada bajo tiene sus propias características en función de la distancia a la costa, de su morfología y profundidad. Estos oasis de vida reflejan una gran diversidad con la profundidad, ya que las especies se distribuyen en función de la luz disponible y forman franjas longitudinales que cambian el paisaje.

    Las algas cubren la cima del bajo creando un manto de vegetación exuberante. A escasa profundidad la intensidad de la luz es mayor para realizar la fotosíntesis. Aquí se concentra la mayor parte de la vida marina, con peces de mayor envergadura –meros que alcanzan 20 kg de peso–, y los bancos más numerosos –con miles de barracudas–.

    Los campos de gorgonia se extienden a partir de los 20 metros de profundidad, ya que no dependen de la luz sino de los nutrientes y el plancton que llega con el agua. Hasta los 30 metros de profundidad predominan las gorgonias blancas que dan paso más abajo a las gorgonias rojas y otros corales de aguas más profundas, donde llegan los buceadores expertos.