Fundación de la Ermita

Sabemos que se concedió licencia por S. M. y Sres. del Real Consejo de las Órdenes a D. Alfonso Fernández Guerao, vecino y regidor perpetuo de esta villa, que pertenecía a la Orden de Santiago, para edificar la ermita de Santa Leocadia.

Alfonso Fernández Guerao, tenía una heredad de tierras en el término y jurisdicción de dicha villa, en Santa Leocadia, y también tenía labradores que la cultivaban, y cerca de dicha heredad había otras heredades que se llaman Las Alquerías y Albaricoqueros, que también se labraban y cultivaban por los labradores que vivían en ellas todo el año, y así en las tres heredades había más de veinte vecinos, los cuales, por estar muy lejos de la villa muchas fiestas y domingos, dejaban de oir misa, por lo que dispuso edificar una ermita en Santa Leocadia a su costa.

La Orden de Santiago

La ermita, sus bienes y rentas que tenía, o tuviera en adelante, siempre habría de estar sujeta a la visita de los visitadores de la Orden de Santiago, o particulares que se nombraran por el Concejo, y al juez ordinario eclesiástico de dicha orden, en cuyo partido está la villa y la heredad donde se fundó la ermita, y a los demás jueces eclesiásticos del Concejo, para visitarla y tomar las cuentas de sus bienes y rentas.

Principios siglo XIX

En el libro I de las visitas hechas a los pueblos de la Vicaría por el Doctor Don Fernando Vélez de la Cámara, del hábito de Santiago, cura y vicario de la villa, en 7 de septiembre de 1804, aparece hecha la ermita de Santa Leocadia de este término, que dice lo siguiente: El Señor visitador se dirigió e introdujo en la ermita de Santa Leocadia sita en el partido de este nombre, y hecho el reconocimiento de su altar y ornamentos para celebrar la misa, y hallándolo todo indecente y el cáliz y patena con la misma y mayor indecencia, a lo cual se agrega manifestar la ermita ruinosa, acordó se cerrase y recojan dichos ornamentos y que de ningún modo por ahora se celebre hasta que la ermita con los demás ornamentos estén decentes y aquella reparada y asegurada, a cuyo fin se haga saber a Don José Fernández Ramos, vecino de Totana, patrono de ella. Debieron hacerse las oportunas reparaciones ya que la referida ermita sigue abierta al culto en nuestros días.

Finales siglo XIX

En la participación de bienes relictos al óbito de Don Juan Matia Fernández Canovas, ocurrido el 27 de enero de 1890, se adjudicó a su hija y heredera Doña Ginesa María Fernández de Castilla, la siguiente finca: un trozo de tierra de secano, sito en el partido de la Sierra, en Santa Leocadia, de este término, que tiene de cabida dos hectáreas.

La precedente finca viene desde tiempo inmemorial destinada a cubrir las dos terceras partes del gasto que ocasione el sostenimiento de la ermita de Santa Leocadia.

Como hemos dicho la presente finca se adjudicó a Doña Ginesa María Fernández de Castilla, para que con su producto atendiese al pago de las dos terceras partes de sostenimiento y oblata de la ermita, y para que no resultara perjuicio a los herederos de Don Juan María Fernández Cánovas, se bajó de su caudal y se adjudicó a Doña Ginesa María Fernández para que la administrase y con su producto atendiese al piadoso fin a que viene destinada.