Pedanías Menores
Lo Ferro
Lo Ferro es una contracción de "Lo de Ferro" y hace referencia a las tierras que poseía esta saga. Durante la Edad Moderna, varias familias de genoveses que se dedicaban al comercio de la seda se instalaron en la provincia de Murcia. Su vinculación a la sociedad murciana fue total, hasta el punto de que se convirtieron en vecinos para favorecerse de determinados privilegios. A principios del siglo XVIII, la familia Ferro adquirió una finca de 800 fanegas en el Campo de Cartagena. Esta posesión estuvo en manos de la saga durante varias generaciones. Consta en un documento que Nicolasa Buendía y Barnuevo, viuda de Antonio Ferro y Ferro entregó estos terrenos a su nieta mayor, María Josefa Ferro y Melgarejo, en el último tercio del siglo XVIII.
En el cementerio de Roldán reposan los restos mortales de los dos últimos descendientes de la estirpe de los Ferro que disfrutaron de estos terrenos. Se trata de Onofre Ferro Coquí, fallecido el 4 de abril de 1888 y de su hija, Rosa Ferro Guascone quién falleció el 28 de septiembre de 1929.
Hoya Morena
En el siglo XVIII, esta pedanía era uno de los lugares más poblados de Torre Pacheco. Una hoya es un llano extenso entre montañas. Posiblemente se llamó así a la amplia franja que hay entre el Cabezo Gordo y las montañas cercanas a Cartagena, y posteriormente se aplicó el nombre a este pequeño núcleo de población. El color oscuro de las tierras pudo haber dado lugar a que el lugar se conociera con el nombre de Hoya Morena.
El Albardinal
Es uno de los escasos topónimos árabes del municipio. Hace referencia a la gran cantidad de albardín que había que aquella zona. El albardín es una mata de la familia de las Gramíneas, muy parecida al esparto y con las mismas aplicaciones que éste. La palabra albardín deriva de la voz árabe "Bardí" que significa papiro.
Los Infiernos
El origen de este curioso topónimo no está nada claro, aunque la tradición popular lo atribuye a un episodio fechado en el siglo XIX. Un vendedor, que viajaba en un carro, cruzó la aldea cargado de vasijas. Varios niños del lugar lo rodearon y comenzaron a apedrear la mercancía. El vendedor huyó asustado y en su huida no cesaba de gritar "¡Esto es el infierno!". Aquella frase hizo gracia a los habitantes de la aldea que comenzaron a repetirla de forma jocosa hasta tal punto de que se convirtió en un topónimo. Cerca de Los Infiernos se encuentran los caseríos de El Limbo y El Purgatorio.
Hortichuela
Se trata de uno de los topónimos más antiguos del municipio. Deriva del latín "Hortu" (huerto) al que se le añadió el sufijo diminutivo "chuela", que según Enrique Garcés parece escogido por la atracción del idioma italiano.
Santa Rosalía
Al igual que en el caso de San Cayetano, este topónimo hace referencia al nombre de una ermita que se construyó en el lugar para que los feligreses atendieran sus necesidades espirituales.
Topónimos de estirpes
Son numerosos los caseríos del municipio que han adoptado el apellido de sus primeros propietarios. Algunos de estos caseríos formaron pequeños núcleos de población, bien concentrados en torno a una ermita, como Camachos, o bien en diseminado como Los Meroños o Los Rocas. Otros lugares que han adoptado el nombre de una saga son los caseríos de Los Saurines, topónimo que se refiere a la familia Saurín, de origen catalán, Los Tomases, topónimo que alude a la familia Tomás, que procedía de Aragón, y Los Ibáñez, topónimo que deriva del apellido de esta familia que era de origen vizcaíno.
