Romería por la Avenida Sandoval (2) [San Javier_Romería de San Blas]
Romería por la Avenida Sandoval (2)
Marta Pinilla (Alda)
 Entrada de San Blas en su nueva ermita [San Javier_Romería de San Blas]
Entrada de San Blas en su nueva ermita
Marta Pinilla (Alda)

Las raíces de la devoción a San Blas en el Municipio de San Javier

En febrero de 1266, coincidiendo con la festividad de San Blas, Jaime I el Conquistador entraba en la ciudad de Murcia por las Puertas de Orihuela para arrebatarle la ciudad a los musulmanes.

En esta jornada, Jaime I iba acompañado de tropas aragonesas y castellanas, y del Maestre de Santiago D. Pelayo de Corvera. Al entrar en la ciudad, ordenó la celebración de una Misa de Acción de Gracias y la edificación de un templo en aquel lugar, dedicado a Santa Eulalia de Barcelona, la actual Iglesia de Santa Eulalia.

La llegada del Rey aragonés a Murcia supuso también la llegada de los Monjes Trinitarios a la ciudad, estableciéndose en un convento edificado sobre las tierras que el monarca donó a Fray Tenza, con el fin de atender el culto de San Blas, en honor del cual se levantó una ermita que conservaba reliquias suyas. Este lugar es el ocupado hoy por La Condomina y el Cigarral.

Desaparecido el convento y la ermita, el santo y la fiesta pasaron a la parroquia de Santa Eulalia.

Estos datos históricos indican que la celebración del día de San Blas goza de gran arraigo y tradición en Murcia, ya que sus orígenes se remontan a la Reconquista.

Fueron los Monjes Trinitarios los que trajeron la fiesta y devoción a San Blas a San Javier y su Ribera cuando se establecieron aquí, en el siglo XVI.

Los Monjes Trinitarios y la Ermita de San Blas: origen de la Fiesta de San Blas

En su libro El Municipio de San Javier en la historia del Mar Menor (1957), Jiménez de Gregorio afirma de San Blas que: "es la población más antigua del actual Municipio de San Javier y anterior a esta población capital de aquel. Actualmente la ermita de La Calavera está bajo el patronazgo de San Blas, que ha sustituido a San Juan . Es posible que se trate, en un tiempo, de dos ermitas que al desaparecer una, la de San Blas, se llevara la efigie de este Santo a la más próxima que sería la de San Juan de la Calavera, acabando por olvidarse el primitivo patrono sustituido por el culto de la nueva imagen".

La población de San Blas se encontraba situada en la zona llamada desde antiguo La Calavera, paraje perteneciente actualmente a Santiago de la Ribera (San Javier). Era un lugar conformado por casas de labranza diseminadas, cuyo insólito nombre no aludía a huesos, sino que, según Jiménez de Gregorio, se refería a cala (charca-balsa de agua) y vera (orilla o cercana).

En este lugar, a la vera del Mar Menor, se establecieron los Monjes Trinitarios en el siglo XVI, levantando casas y ermitas. En un principio, la ermita de esta zona fue dedicada a San Juan Bautista, pero con el tiempo se pondría bajo la advocación de San Blas.

Fomentadas por los Trinitarios y una vez puesta la ermita bajo la advocación de San Blas, comienzan a celebrarse fiestas similares a las de Murcia en honor al Santo.

Esta ermita de San Blas es la Parroquia más antigua del norte de la Comarca del Mar Menor.

De las primeras romerías hasta nuestros días

En el año 1971, una emprendedora mujer del pueblo, Josefina Escudero, lanzó la idea de celebrar el día de San Blas con una romería que partiera de la Iglesia Parroquial de Santiago de la Ribera, llevando al Santo a su ermita. La iniciativa tuvo una excelente acogida, pero no quedó exenta de polémica por parte de aquellos que se negaban a que el Santo abandonase su eremitorio.

Los esfuerzos de los partidarios de celebrar la romería dieron sus frutos en 1980, año en el que tiene lugar el primer peregrinaje.

De ser una pequeña fiesta pasó a convertirse en romería, llegando hasta nuestros días como una de las celebraciones más multitudinarias del municipio de San Javier. Es la única romería, no marítima, que se celebra en la Comarca del Mar Menor.

Tradicionalmente ese día acuden a la Ermita de San Blas personas de todos los pueblos y playas vecinas, para rezar y ofrecer al Santo sus promesas.

Esta devoción se ha mantenido intacta de generación en generación, y se incrementó considerablemente al convertir su día en Fiesta Local y celebrar la ya famosa romería desde la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol hasta la ermita.

Antiguamente, esta fiesta consistía en una novena al Santo, una misa y una concentración posterior de los asistentes en uno de los pequeños puestos para tomar vino, torraos y comprar un puro de caramelo. También se vendía el típico 'San Blas', figura de barro que permanecía hasta el año siguiente en la cabecera de la cama de los más pequeños por existir la creencia que ayudaba a prevenir las enfermedades de la garganta.

Desde 1987 se cuenta con una nueva imagen de San Blas, obra de gran belleza realizada por el escultor Henarejos, y que está expuesta durante todo el año en la Iglesia Parroquial.

En el año 2003 se edificó una Nueva Ermita para San Blas en las inmediaciones de la anterior, lugar donde ahora tienen lugar los actos litúrgicos en su honor.

Por Orden del 19 de enero de 2004 de la Consejería de Turismo y Ordenación del Territorio, la Romería de San Blas de Santiago de la Ribera (San Javier), era declarada Fiesta de Interés Turístico Regional.

La romería de San Blas : una fiesta con carácter propio

Desde su declaración como Fiesta de Interés Turístico Regional, el día de San Blas ya no es sólo un acontecimiento a nivel comarcal, sino que su proyección es de carácter regional.

La jornada gira en torno a la comida, destacan los arroces de conejo, de magra, de pescado, verduras, los calderos, las migas murcianas con tropezones de tocino y la longaniza.

Se instala un pequeño mercadillo y numerosas atracciones de feria. Los puestos más tradicionales de torraos, puros de caramelo y colgantes de San Blas en barro, se disponen junto a la ermita del Santo, mientras que el resto se ubican a lo largo de la Avda. Luis Federico Guirao.

Resulta imposible acercarse a la zona de San Blas sin comprarse un colgante del santo, participar de la paella de los vecinos del lugar y tomarse un buen vaso de vino acompañado de deliciosos aperitivos de la zona.