La Región de Murcia es pionera en todo el mundo en el aprovechamiento de sus aguas para el riego. La escasez de éstas unida a la imperiosa necesidad de irrigar los vastos campos y huertas de la zona ha hecho que romanos, musulmanes o cristianos instauraran nuevas técnicas destinadas a su conservación y utilización.

Así, el nacimiento del río Luchena encierra una de las mayores infraestructuras de captación de agua subterránea de toda la Comunidad. Se trata de una serie de lumbreras que corren bajo el piso del Estrecho del Luchena, galerías verticales unidas bajo tierra, a poca profundidad, por otro túnel horizontal.

Según los artículos de Joaquín Espín Rael de 1927, el origen de esta obra se remonta al siglo XVII, aunque ya en el XVI, ante el aumento de habitantes de Lorca y del cultivo, se estudia la forma de poner freno a la escasez de agua del río Luchena.

En 1603 un zahirí, un hombre que entendía del alumbramiento de las aguas, confirmó la existencia de un caudal subterráneo bajo el Estrecho del Luchena, pero no sería hasta 1682 cuando se acometió la obra.

Durante esta década del XVII los trabajos se interrumpieron y volvieron a emprenderse bajo la dirección de Antonio Pelegrín, abordándose las excavaciones, desescombro y realización del canal y bóveda en la Capilla del Ojo Grande del Luchena. La dimensión de la obra se puede apreciar en la potencia de los muros, de dos varas de gruesos (1,7 metros aprox.) y de las bóvedas, de cuatro palmos y medio de espesor (1,1 metros aprox.). Para los cimientos y la base del canal se utilizaron grandes piedras en seco sin argamasa, de modo que el agua fluyera por sus juntas y pudiera salir al río por su boca inferior.

Ya en el siglo XVIII se encontraron nuevos manantiales, hablándose incluso de 19, que arrojaban seis hilos de agua. Pero en 1731una gran riada destrozaría todo lo construido, iniciándose de nuevo las obras en 1737 con estudios de D. Juan Antonio Conesa, capitán formado en la Armada.

En el año 1761 se abordarían las dos obras más importantes: 379 varas de acequia descubierta (318 metros aprox.) y 85 cubierta (71,5 metros aprox.).

Sería en 1762 cuando se cruza el río construyendo bóvedas.

Un siglo y medio más tarde, en el año 1926, se emprenden nuevos trabajos abriendo galerías en el mismo cauce del nacimiento del Luchena.

Durante el siglo XX se realizó un sondeo para analizar el valor de la bolsa subterránea de agua del Luchena a mayor profundidad y contrastar la posibilidad de extraerla para diferentes usos. El daño ambiental que tal infraestructura provocaría, unido a la sobreexplotación a la que se vería sometido el pozo de agua hicieron que tal empresa no llegara a acometerse, aunque aun se aprecian en el cauce del río ciertos trabajos de allanamiento del terreno y realización de carreteras.