La geografía de la pedanía está formada por un conjunto de lomas con relieves suaves y coloridos, dependiendo de sus materiales geológicos. El pico más elevado de esta zona es el Cabezo de la Jara con 1.246 metros de altitud, conservando en sus laderas uno de los últimos reductos de carrascal mediterráneo en la Región de Murcia.

Paisajes de rica vegetación se ven salpicados por cortijos dispersos que conservan la arquitectura tradicional, con típicos aljibes, hornos de adobe y eras de grano.

También se pueden destacar en la zona la presencia de las Ramblas de Vilerda y Nogalte, dos cauces de agua esporádicos que han protagonizado varios acontecimientos en la historia de la pedanía debido a sus aportes de agua, ya sea por crecidas o cauces subterráneos.

La Comunidad Autónoma de Murcia ha propuesto al Cabezo de la Jara, junto con la Rambla de Nogalte, para que sea declarada Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) por todas estas riquezas naturales.