El municipio de Abarán se asienta en el Valle de Ricote, concretamente en la margen izquierda del río Segura, circundado meridionalmente por la Sierra del Oro y septentrionalmente por la Sierra de la Pila. Como consecuencia de su emplazamiento y de una compleja tectónica y topografía, Abarán se caracteriza por una orografía accidentada, que define su carácter de villa cerrada y recoleta y por una feraz huerta regada por el río Segura. Estos factores la han convertido, desde tiempos inmemoriales, en un lugar propicio para el asentamiento humano, puesto que facilitan la función defensiva, así como los recursos necesarios para la subsistencia.

   Asentamientos primitivos: predominio del Bronce

   Los vestigios arqueológicos tan solo nos permiten remontarnos a 3.000 años antes de Cristo, momento desde el cual han ido aflorando restos arqueológicos de épocas sucesivas, especialmente del Bronce I y II y de la cultura íbera. Los primitivos asentamientos de población se aglutinan en torno a varios accidentes fisiográficos importantes: la Vega Alta del Segura, la Rambla del Judío, la del Moro, la Sierra del Oro y la de la Pila.

   Al período del Bronce I, comprendido cronológicamente entre 2.100 y 1.700 años antes de Cristo, corresponden las estaciones de los parajes de La Umbría del Mortero y la Cueva de la Excomunión. En esta última, la naturaleza de los restos arqueológicos apuntan a la posibilidad de una ocupación de la cueva anterior, probablemente en época paleolítica. Ambos emplazamientos fueron reutilizados posteriormente por pobladores íberos.

   La ocupación de Abarán por los poblados metalúrgicos del Bronce II (años 1700-1200 a. C) se encuentra en el Cabezo de la Carrahila y en el Cabezo del Piricu de la Mina, popularmente conocido como 'Cabezo del Judío'. En el Cabezo de la Carrahila también se han encontrado vestigios que apuntan a la existencia de una secuencia íbera e incluso romana. En cuanto al Cabezo del Judío, bordeado por el Barranco del Judío, cuenta con fragmentos de cerámica argárica y trozos de molinos barquiformes.

   Cultura íbera

   El paso de pobladores íberos por tierras abaraneras aparece testimoniado en los parajes del Boquerón y el Cabezo de la Cobertera. El yacimiento de El Boquerón, situado aguas arriba de la Rambla del Moro, cuenta con cerámicas íberas pintadas de estilo geométrico, aunque también se tienen noticias de la aparición de restos romanos.  En 1964 el espeólogo Pedro Fernández Molina hallaba fragmentos de cerámica íbera de estilo geométrico en el Cabezo de la Corbetera. Como es habitual en el sureste peninsular, los poblados argáricos del Cabezo de la Carrahila y del Cabezo del Piricu de la Mina fueron posteriormente ocupados por pobladores íberos. En el primero, aparte de las cerámicas indígenas pintadas, se hallaron trozos de vasos campanienses; en el segundo aparecieron algunos molinos circulares y las típicas cerámicas pintadas.