Vista del Monasterio desde el Monte Mir[Iglesia Monasterio de San Ginés de la Jara Cartagena]
Vista del Monasterio desde el Monte Mir

San Ginés de la Jara

     Dada la vinculación del monasterio de San Ginés de la Jara con la diputación del Beal, es interesante acercarse a la figura de este santo de la Iglesia.

     En la vida de San Ginés de la Jara se entremezclan, hasta confundirse, realidad y leyenda, por lo que es realmente complicado diferenciar los hechos históricos objetivos de los que forman parte de la mitología popular.

     A esto se añade la escasa documentación escrita existente acerca de la vida del santo.

     Algunos autores como Torres Fontes afirman que San Ginés de la Jara no es otro que San Ginés de Arlés, escribano público de dicha ciudad en el siglo III, martirizado por confesar públicamente su fe.

     Fernández Díaz en su libro titulado San Ginés de la Jara (1988) afirma que era "Hijo de Roldán Magno, Rey de Francia, hermano del Legendario Roldán, sobrino pues, de Carlomagno."

     Según su hagiografía San Ginés partió del reino de Francia con la intención de peregrinar hasta Compostela, pero distintas vicisitudes lo hicieron arribar a costas cartageneras.

     Llegaría al Monte Miral donde, según la leyenda, construyó un eremitorio con ayuda de los ángeles, con la intención de dedicarse a una vida de recogimiento y oración.

     Tras su muerte se pretenden trasladar sus restos a Francia, pero cuando llegan a tierras francesas y abren el recipiente en donde supuestamente estaban los restos, éstos habían desaparecido, ya que, siempre según la leyenda, milagrosamente habían vuelto al Cerro de San Ginés.

     Según se cuenta, su cabeza "tras martirio y decapitación, fue trasportada por los ángeles a tierras murcianas, para preservarla de las persecuciones del siglo IV".

     Aunque a lo largo de la historia se ha pretendido descubrir en qué lugar fueron enterrados sus restos, nunca se ha llegado a saber con exactitud.

     Lo que sí es cierto es que a raíz de estos hechos que se consideraron milagrosos el lugar, despertó el interés de varios anacoretas que construyeron varias ermitas para seguir el ejemplo de San Ginés.

     Según se cuenta uno de los eremitas era el portugués Higinio, compañero de San Ginés, que buscó abrigo y soledad en el paraje de Hondoyuelo, en lo que todavía es el eremitorio de La Luz (Murcia).

Una figura que trasciende culturas

     La fe en San Ginés se pone de manifiesto no sólo entre la población cristiana, sino también en ciertas comunidades musulmanas, como se infiere de la cita de fray Melchor de Huélamo en 1607, que afirmaba:

"... que las Moras Africanas y Berberiscas que hay en Murcia y Carthagena, y por esta tierra, y aún en parte de África, tienen por cierto que San Ginés fue de su tierra. Y aun dizen ellas que fue Morabito. Y como tal le reverencian y ofrecen muy buenas limosnas y ofrendas. Y muchas de ellas en los cabos de sus tocas, por reliquia muy estimada, tierra de su santa casa"

     En 1740 este culto a San Ginés por parte de algunos sectores de la población islámica aún se mantenía, la explicación que los musulmanes daban, como nos indica el Padre Ortega, es la siguiente:

"... San Ginés es el mayor santo y más piadoso que ay en el cielo, pues no sólo atiende a las peticiones y súplicas de los fieles moros, si(no) también de los cristianos, y al fin, hechando[sic] todo el resto a su expresión y elogio, dicen que San Ginés esta pariente de su Gran Profeta Mahoma."

     San Ginés de la Jara se relaciona ineludiblemente con el monasterio que lleva su nombre a los pies del Monte Miral, en donde cada 25 de agosto se celebra una romería en su honor, ya que San Ginés fue declarado Patrono de la Ciudad en 1677.