El Guadalentín, un río con carácter

  Los frecuentes desbordamientos del río Guadalentín durante la Prehistoria debido a la afluencia de ramblas de caudales, intermitentes, pero torrenciales arrasaron gran parte de los vestigios, que pudieran hallarse de las primeras culturas que poblaron las orillas de su lecho. Pero los arqueólogos que han estudiado la zona plantean la hipótesis de asentamientos argáricos en Marchena.

  La presencia documentada en otras zonas similares del río de restos del III milenio a.C. durante la etapa del Bronce Medio hace creer que los vestigios de poblados de idéntica entidad pudieron darse en Marchena y ser destruidos en las violentas crecidas del cauce. De este modo cualquier construcción o utensilio elaborado por estos moradores quedó arrasado tras la deposición de aluviones. Este gran inconveniente de las destructivas variaciones del nivel del río también era una de las grandes ventajas de la zona, ya que tras la riada el suelo quedaba cubierto por limos y tierras revueltas, enormemente fértiles y fáciles de cultivar.

  Una red de poblados argáricos se extendió por el valle, jerarquizándose en torno a uno de mayor tamaño, que coincidiría con la ciudad de Lorca. Tenían la peculiaridad de carecer de elementos defensivos (ausencia de murallas) y estar edificados en llano, lo que los convierte en atípicos dentro de su contexto.