En la Diputación de Ramonete y en su pedanía de Ugéjar se comenzó a excavar en 1977, por la Universidad de Barcelona, un yacimiento arqueológico que correspondía a un poblado argárico, el Cabezo Negro. Se trataba de casas agrupadas en terrazas. El poblado se fechaba entre 1600 y 1500 años antes de Cristo, aunque su origen podía remontarse al Eneolítico, perviviendo hasta la época del Bronce tardío.

  Los restos de estas culturas halladas en Cabezo Negro están expuestas en las vitrinas del Museo Arqueológico de Lorca. Destacan las muestras de cerámicas, con cuencos de fondo plano, ollas, vasitos y copas. Los útiles de caza, como hachas de cobre o bronce, las reconstrucciones de mangos de machetes o una pulsera completan la exposición de estos hallazgos, que vienen a resaltar, aún más, la importancia de los restos de cultura argárica que se han ido descubriendo en el territorio lorquino.

  Apenas hay noticias durante el período histórico antiguo de yacimientos o restos relevantes en los parajes de Ramonete. Pero los restos del Castillo de Amir son una prueba del interés estratégico de la zona durante la época medieval. La dominación musulmana de las tierras lorquinas, así como posteriormente la necesidad de protección de los asaltos de los piratas berberiscos, obligaron a establecer pequeñas fortificaciones en montículos y zonas altas, dominando los caseríos y alquerías.

  Éste es el origen del Castillo de Amir, que cuenta con los restos de un aljibe, lo que indica que la utilización de la fortaleza se prolongó en el tiempo. Si durante la Edad Media eran fuerzas árabes las que lo debieron utilizar para la defensa, tras la Reconquista cristiana, ya en la Edad Moderna y tras el abandono de la población de los caseríos, debió hacer las veces de torre vigía para la protección del interior del territorio lorquino de asaltos de corsarios o ejércitos musulmanes.