Tiata debía poseer alguna alquería que fuera constituyendo un núcleo de población pero, teniendo en cuenta las anotaciones históricas de algunas diputaciones vecinas como Tercia o Marchena, no habría más de 20 familias viviendo de los cultivos de estas tierras durante el siglo XV. En los siglos que mediaron entre la época medieval y la moderna, en especial hasta el XVI, la situación de continuas crisis políticas y sociales incidirían de manera negativa en el desarrollo demográfico de ésta y otras diputaciones. La cercanía de la frontera granadina y los continuos conflictos, que se sucederían hasta la completa expulsión de los moriscos, no harían de muchos de los parajes lorquinos lugares seguros para vivir.

  Sabemos que la comunidad franciscana llegaría a Lorca en 1466, dispuesta a regentar el Santuario de Nuestra Señora de las Huertas y que sería a finales del siglo XVII cuando el monarca Carlos II trasladaría la festividad de San Martín a septiembre para favorecer la precaria administración del convento, que  había sido arrasado por dos veces en su Historia por distintas riadas. Estos datos nos dan una idea del desarrollo de Tiata. Fueron las fases roturadoras del XVIII y el reformismo borbónico lo que dio un verdadero empuje al desarrollo de la comarca, zona de huerta, que siempre pudo contar con cultivos más diversificados que las áreas lorquinas de campo.