Retrato de Diego de Saavedra y Fajardo incluido en la obra 'Retratos de Españoles Ilustres'
Retrato de Diego de Saavedra y Fajardo incluido en la obra 'Retratos de Españoles Ilustres'
Portada del libro 'Idea de un príncipe político cristiano' de Diego de Saavedra y Fajardo
Portada del libro 'Idea de un príncipe político cristiano' de Diego de Saavedra y Fajardo

Diego de Saavedra Fajardo. Algezares, Murcia, 6 de mayo de 1584 - Madrid, 24 de agosto 1648

Primeros años

     Diego Saavedra Fajardo nace el 6 de mayo en Algezares (Murcia), cuando en España reinaba Felipe II en su máximo apogeo y "el Sol no se ponía en el Imperio".

     Tras pasar su infancia y parte de su adolescencia en Murcia, marcha a Salamanca en el año 1600, por lo que el nuevo siglo supone también un cambio de vida para él, comenzando a estudiar Jurisprudencia y Cánones.

     Durante los cinco años que dedica a sus estudios, mantiene contacto con miembros pertenecientes a la nobleza, como Gaspar de Guzmán (Conde-Duque de Olivares), o las familias Villena, Oñate o Terranova.

     En 1606 termina su formación y se marcha de Salamanca, comienza entonces a preparar una obra que concluirá en 1612, República Literaria, cuya escritura compagina con la elaboración de sus primeras composiciones poéticas. Con 28 años, se traslada a Roma y comienza su andadura política como secretario del Cardenal Gaspar de Borja.

Carrera Diplomática

     En 1617 ya contaba con la confianza de su entorno y durante seis años se ocupa de la gestión de la Embajada Española en Roma. Es entonces cuando el Papa otorga a Saavedra Fajardo una canonjía vacante, que ocuparía hasta el 21 de junio de 1621.

     En diciembre de 1623, obtiene el título de Procurador y Solicitador en la Corte romana de los negocios de Castilla, de Indias y de Cruzada, vacante por entonces debido a la muerte de Francisco de Cosida.

     En 1631 se traslada a Madrid durante un tiempo, obligado por el Conde de Monterrey (embajador español en Roma), donde pasearía por las calles y plazas de la corte madrileña de Felipe IV. Después volvió a Italia, ocupando el mismo puesto de antes como agente del Rey y Secretario del cardenal Borja.

     En el otoño de 1633 viaja a Alemania y conoce a un ambicioso Duque de Baviera, quien tendría un gran protagonismo durante la "Guerra de los Treinta Años" dentro del bando católico. Tres años después, Saavedra marcha a Ratisbona, donde escribe su Discurso sobre el Estado Presente de Europa.

Últimos años

     Tras diez años de ausencia, regresa a Madrid en un momento delicado, pues el imperio comienza a decaer, y más tarde, en enero de 1643, se produce la caída de Gaspar de Guzmán (Conde-Duque de Olivares).

     Con 59 años viaja a Münster para acudir a una reunión con potencias europeas con el fin de tratar sobre la paz general, acordándose allí lo que posteriormente fructificó en la Paz de Westfalia (1648), que ponía fin a la Guerra de los Treinta Años, que no a la guerra franco-española que se mantendría hasta la firma de la "Paz de París" en 1659.

     Mucho antes había terminado la trayectoria diplomática, que no política, de Saavedra, ya que renunció decepcionado a su cargo y volvió a España a principios de 1646. Una vez en la Corte, fue nombrado conductor de Embajadores, retornando también a su antigua plaza de Consejero de Indias.

Su tumba

     El 24 de agosto de 1648 fallece en el madrileño Hospital de San Antonio o de los Portugueses y fue enterrado en la capilla del Oratorio del Convento de Agustinos Recoletos, actual Biblioteca Nacional, aunque en su testamento había solicitado ser enterrado en la capilla de Santa Elena, también llamada de los caballeros Saavedra, de la iglesia de San Pedro Apóstol de Murcia.

     El 25 de agosto de 1620, el licenciado Don García de Loyola, abogado del Real Fisco de la Inquisición de Murcia, hizo postura por 405 reales de renta, más los trámites de venta de la Capilla Mayor para entierro, que se dilataron hasta 1628, cuando el 24 de mayo Martín de Valderas, en nombre de Don Diego Saavedra Fajardo, ofreció 900 ducados. No sería, sin embargo, hasta el 14 de julio de 1641 cuando la posesión del patronato y entierro de la capilla mayor fueron finalmente adjudicados a Don Diego, a quien representaba en la compra el licenciado Bernardino de Porres.

     Sin embargo, sus restos no llegaron, tras diversos avatares, a Murcia, hasta 1884, gracias a la iniciativa de Javier Fuentes y Ponte. Desde el 3 de febrero de ese año descansan en la capilla del Beato Andrés Hibernón de la Catedral de Murcia.

El recuerdo

     En 2008 se organizó en Murcia el Año Saavedra Fajardo, con el lema "Soñar la Paz, soñar Europa", inaugurado por Su Alteza Real la Infanta Elena, que incluía diversas exposiciones, conferencias y actividades con el propósito de rescatar y dar a conocer la figura de uno de los personajes más importantes y menos conocidos del siglo XVII.

     En su localidad natal, Algezares, existe una calle, un colegio de eduación infantil, y un busto colocado en un jardín que lleva su nombre. Además, en Murcia, un instituto de educación secundaria ensalza en su nombre la figura del diplomático.

     La sede de la Biblioteca Nacional, en Madrid, también rememora a Saavedra Fajardo con una placa que recuerda que pasó sus últimos años y fue enterrado en el convento de Agustinos Recoletos, ubicada en los terrenos donde ahora se encuentra.