Huerta de Llano de Brujas_5 [Murcia_Llano de Brujas]
Huerta de Llano de Brujas_5
 Casa Huerta de Llano de Brujas [Murcia_Llano de Brujas]
Casa Huerta de Llano de Brujas

El río Segura: gran protagonista de su historia

La situación geográfica de Llano de Brujas ha determinado el origen y desarrollo del núcleo poblacional. Se encuentra en el sector Noroeste de la Huerta de Murcia y su devenir histórico ha estado íntimamente ligado al río Segura y a la Huerta que riega. El río constituye su frontera natural con las pedanías de Beniaján, Torreagüera y Los Ramos.

Es una de las pedanías murcianas más tardíamente pobladas, ya que sus tierras se encontraban anegadas por grandes humedales que impedían el asentamiento humano.

De este modo, las tierras que actualmente corresponden a Llano de Brujas se mantuvieron como zonas inundadas por el río Segura hasta el siglo XVII.

Esta circunstancia explica que, a pesar de que es una localidad huertana, en época musulmana estuviese despoblada.

El singular origen de su nombre

El topónimo de Llano de Brujas no revela raíz árabe como es el caso de otras pedanías de la Huerta de Murcia, pero atesora una historia peculiar. El erudito e investigador de la literatura popular murciana, Pedro Díaz Cassou, atribuye el origen del nombre de la pedanía a un curioso episodio protagonizado por un fraile carmelita, conocido como Padre Tomatera.

La leyenda cuenta que este carmelita sufrió una alucinación o un sueño en un lugar que actualmente pertenece a Llano de Brujas. En este estado, el Padre Tomatera creyó ser cogido por 'las brujas de Alcantarilla', que lo llevaron volando y lo colocaron en presencia del mismísimo diablo, ante el que pronunció un conjuro carmelita contra diablos infernales y que rezaba así:

'Vade infernalis, draco autoritate. Dei et Beeatissimae Virginies Carmelitana'

Cuando el pobre carmelita pronunció estas palabras, lo soltaron de inmediato. El Padre Tomatera contó a las gentes del lugar la extraña experiencia que había sufrido y desde entonces, aquel territorio comenzó a llamarse Llano de Brujas.

Los primeros vecinos de Llano de Brujas

El almarjal en el que se encontraba sumido Llano de Brujas comenzó a ser desecado por los primeros habitantes del lugar. Eran labradores que realizaron un enorme esfuerzo para secar los humedales a través de numerosas obras a lo largo del cauce del río Segura.

De esta forma, el pueblo de Llano de Brujas comenzó a ser habitado en el siglo XVII, teniéndose constancia de que en los primeros años del siglo XVIII ya contaba con un caserío.

La relación de Llano de Brujas con el río Segura ha estado marcada por esa dualidad que impone el constituir su principal fuente de vida y a la vez, el causante de las mayores catástrofes naturales que han asolado a la comarca. En el año 1736 Llano de Brujas sufría la terrible riada de San Lino, que produjo la rotura del río en diversas zonas desde la pedanía hasta la Vereda del Reino, aparejando graves consecuencias en vidas y haciendas.

A pesar de ello, el nuevo caserío debió ir creciendo, incrementando su población y mejorando su economía, ya que en los albores del siglo XIX ya gozaba de consideración jurídica administrativa de Aldea de Realengo con alcalde pedáneo.