En la pedanía lorquina de Doña Inés, que se encuentra entre las zonas del noroeste de la Región y el Valle del Guadalentín, se encuentra la Colonia de Santa Teresa reúne todas las características que la caracterizan como ejemplo de construcción tradicional del campo de Murcia durante los siglos XIX- XX.

Estas construcciones comenzaron a fomentarse en las grandes propiedades para poder alojar a los operarios que trabajaban en la finca y, al  mismo tiempo, ser lugar de vacaciones para los dueños. Eran los señoríos contemporáneos que surgían con los repartimientos de tierras.

En el caso de la Colonia de Santa Teresa se trata de una construcción llevada a cabo durante la segunda mitad del siglo XIX, perteneciendo a la ampliación de la casa de Don Gonzalo, paraje que se encuentra dentro de esta pedanía.

Descripción

Tiene un total de cuatro edificios, el principal presenta dos plantas, cubierta a dos aguas de teja árabe, las dos plantas tienen los enrejados y los balconcillos de forja.

El marco de la puerta de entrada está enmarcado con decoración en escayola. Adosado a la casa principal, un gran patio al aire libre delimitado con un muro de menor altura con cubierta a una vertiente de teja de cañón, siendo a doble vertiente la que cubre la puerta de entrada. Al exterior de este muro conformado con azulejos el nombre de la colonia.

A la izquierda de la casa principal otro edificio más sencillo de dos plantas, que se diferencia del anterior por ser la planta inferior mas alta que la superior. Esta zona tiene un murete que la separa del camino, con una puerta de hierro forjado.

Al otro lado de la carretera, por un camino de tierra, con otra puerta similar, se llega a una pequeña ermita, de una sola nave, con cubierta a doble vertiente con teja de cañón.

Es un edificio que presenta las características de la arquitectura rural, sencillo, con el recurso de los óculos como vanos de iluminación, y la espadaña para coronar el eje central de la entrada. Sobre la puerta de entrada, un relieve con una cruz parecida a la de Calatrava, en todo caso una cruz florlisada. La hornacina de la nave que expone la imagen del santo titular queda marcada en el exterior con un volumen cuadrangular.

Algo más separado de este conjunto y en la parte de la carretera donde esta la casa principal, hay otra construcción similar que tiene como objeto el de servir como alojamiento y pequeño almacén al conjunto de la finca.

La conservación del conjunto es muy buena al exterior gracias a las constantes remodelaciones. En la posguerra volvió a resurgir como vivienda para la gente que trabajaba las tierras, pero a partir de los años sesenta se volvió a abandonar, recuperándose como lugar de vacaciones. A pesar de que en la actualidad parece estar abandonada o en estado de recuperación.