Cerca de la pedanía del municipio lorquino del Ramonete se encuentra uno de los parajes más deslumbrantes de los que este municipio murciano cuenta.

Se trata de la zona costera de Calnegre, donde en la actualidad aún podemos observar algunas pequeñas casas de pescadores.

Consisten en pequeñas edificaciones donde vivían, y aún hoy lo hacen, algunos pescadores que por su tardía edad se echan al mar más que para sobrevivir para mantener vivo un quehacer diario que han repetido como una religión a lo largo de casi toda su vida.

Son en general viviendas de pequeño tamaño, de planta rectangular y que están coronadas por un tejado a una o dos aguas y formado por tejas conocidas como islámicas o de bóveda de cañón.

Para su fabricación se utiliza la piedra y el adobe, materiales no muy duraderos que conllevan una continúa reparación de cualquier elemento constructivo de la casa, si se quiere que pierda la menor consistencia posible.

Su distribución interior solía ser bastante sencilla, ya que prevalecían criterios prácticos y funcionales sobre los estéticos. Una cocina y dos o tres alcobas solían componer estas humildes construcciones, tal vez la única nota anecdótica de la que podemos hacer gala es la utilización de una pequeña habitación o alguna pequeña construcción anexa para los enseres de la pesca.

Aunque hoy en día no se puede apreciar, era común que puertas y ventanas de madera estuvieran pintadas de colores vivos, donde  rojos, verdes o azules solían ser los protagonistas

La arquitectura tradicional relacionada con el mar desde los años 80 hasta la actualidad se ha ido reduciendo paulatinamente hasta casi  su total extinción. Esto ha sido debido a los cambios socioeconómicos que ha sufrido la región en los últimos años donde las exigencias del sector turístico han cambiado el paisaje de nuestros puertos y costas, haciendo desaparecer un modo de vida que durante lustros había formado parte del paisaje costero.