Los molinos son hitos de referencia en la geografía murciana, los de viento son característicos del Campo de Cartagena, mientras que los de agua son una presencia tradicional en la Vega Media del Segura.

Los molinos de viento murcianos aparecen más dispersos que los manchegos y andaluces, encontrándose notablemente influenciados por la cercana presencia del Mar Mediterráneo.

Una característica común a todos los molinos de viento de la Región de Murcia es que a lo largo de cientos de años fueron el motor económico local y regional.

Durante la guerra civil y la posguerra adquirieron especial protagonismo debido al estraperlo, ya que el gobierno franquista quiso controlar la producción de grano y molienda, obligando a la población a idear toda una serie de argucias para escapar al control de las autoridades.

A partir de los años 60 fueron desapareciendo sistemáticamente del paisaje murciano debido a la paulatina mecanización del campo y de las estructuras agrarias. Cabe añadir que, en ocasiones, los molinos de agua se hallaban en zonas inaccesibles y mal comunicadas que encarecían el transporte del grano y la harina, resultando más económico llevarlos a centros del producción cercanos y mecanizados.