El lenguaje de las monedas


El estudio de las monedas aporta una documentación que ilustra fundamentalmente acerca de cuatro tipos de respuestas:

Quién la emite. La imagen del poder. A lo largo de los siglos la potestad y el control de acuñar moneda se reservaba en exclusiva al poder político, castigándose severamente los intentos de falsificar y emitir monedas por parte de los particulares. Para dejar constancia de ello, la autoridad emisora escogía cuidadosamente aquellas imágenes de anverso y reverso (los tipos monetarios) fácilmente reconocibles por quienes pudieran manipular este medio de intercambio. Desde  los símbolos parlantes de las ciudades griegas o los reinos de Castilla y León a la complejidad de la heráldica del mundo medieval y moderno, la moneda se convertirá en un eficaz vehículo de propaganda de ese poder. Los retratos de los gobernantes, habituales desde el mundo helenístico, pasarán a constituir elementos fundamentales de la moneda (la "cara") y, en muchos casos, auténticas obras maestras del retrato oficial, alternando etapas de gran realismo con otras en las que la identificación del personaje resulta más problemática al adoptar un estilo mucho más convencional e idealizado, propio de la majestad que impone el cargo.

Junto a los retratos, las leyendas alusivas a la autoridad, tampoco escatimarán a la hora de ensalzar las virtudes, títulos, genealogías o invocaciones del monarca o su reino.

Cuándo se emite. Otro de los mensajes fundamentales que aporta la moneda es el de su fecha de emisión. Con múltiples variantes a lo largo de la Historia y al margen de su atribución a un determinado gobernante, cuando éste aparece retratado o mencionado, cuestiones relativas a la organización de las cecas y los controles de las emisiones llevaron a reseñar en sus leyendas las fechas concretas de acuñación. Bien sea a través de los títulos u honores concedidos al gobernante, como en el caso de las monedas romanas, o de forma directa mediante la referencia expresa al año de acuñación, en los diferentes calendarios y sistemas de cómputo temporal utilizados por las diversas culturas (judía, cristiana, islámica, etc.).

Dónde se emite. Si bien las primeras monedas del ámbito mediterráneo aluden directamente a la localidad de emisión, como es el caso de la moneda griega o de las primeras emisiones del mundo romano, la proliferación de cecas y talleres monetarios comenzó a reflejarse en la moneda desde época de Alejandro. Surge así una nueva leyenda que incorpora, bien el nombre completo de la ciudad, bien su abreviatura y, desde el mundo medieval, marcas y símbolos característicos, como fue el acueducto para la casa de la moneda de Segovia, el cáliz para Cuenca o los girones para Valladolid, por citar algunos ejemplos hispánicos.

Cuánto vale. Contrariamente a lo que estamos acostumbrados en nuestro mundo actual, los símbolos de valor, referidos a la denominación de las piezas y expresados en numerales, no se generalizaron hasta época bien reciente. Salvo algunas excepciones, tan solo la República Romana, el mundo bizantino y determinadas emisiones islámicas introdujeron símbolos o numerales para identificar los distintos valores o cifras de equivalencias. En muchos casos, los propios tipos, atributos y tamaños debían ser los únicos rasgos interpretados a la hora de establecer las relaciones entre las monedas circulantes.