Los alrededores de Javalí Viejo muestran el típico paisaje de huerta murciano, paisaje ya modificado por la mano del hombre y el desarrollo urbano del pueblo y sus alrededores, pero que aún conserva algunas de las peculiaridades del biotopo propio de las huertas mediterráneas.
La vegetación que aún puede admirarse está compuesta por un lado por zonas arboladas de frutales, principalmente agrios, y cultivos de hortalizas, y por otro lado por las especies silvestres que suelen crecer a la sombra del arbolado o a la vera de los cauces de riego.
La fauna de los parajes de Javalí se reduce a los pequeños animales silvestres que aún anidan o discurren entre las zonas de campo y huerta, y las especies que comparten el entorno urbano, entre las que destacan numerosas aves.
Azud Mayor o Contraparada
Es imprescindible hacer una referencia al Azud de Javalí Viejo, ya que constituye por sí solo un área de interés natural, y no sólo patrimonial, que ha sobrevivido al paso de los siglos, si bien, hoy día, no hay demasiado curso fluvial que apresar en él.
La Contraparada es el pilar sobre el que se asienta el sistema de riego con el que se dotó a la huerta de Murcia durante la Edad Media. Si bien es cierto que la Región debía contar en época romana con medios y elementos de conducción y provisión de agua, fueron los conquistadores musulmanes los que dotaron al entorno más cercano a la ciudad de Murcia de un sistema de riego para un territorio que, hasta el momento, resultaba poco fértil y que tendía a inundarse con frecuencia.
El Azud se construyó entre los siglos IX y X y pasaba a ser una de las presas principales de toda la Región, la encauzaba las aguas del Segura a su paso por Murcia para derivarlas a las dos acequias principales, la de la Alquibla y la de la Aljufía que regaban la huerta.
A lo largo de los siglos de su existencia la presa fue sometida varias reparaciones, como la realizada en 1494 tras una riada y varias ampliaciones de los canales menores de las acequias. Durante el siglo XV, se construirían las gradas en forma de escalera y talladas en piedra que se tuvieron que reparar tras la avenida San Calixto, siendo en el siglo XVIII cuando empezaría a conocerse el Azud como Presa de la Contraparada.