Naranjas y mandarinas son una fuente magnífica de vitamina C, aportando entre 40 y 60 mg por 100 g de porción comestible, precisamente la dosis diaria recomendada para adolescentes y adultos. La vitamina C ejerce un efecto estimulante y ayuda a reforzar las defensas inmunitarias para resistir mejor a las infecciones, posee un elevado poder antioxidante, depurativo de muchas sustancias tóxicas acumuladas por el organismo, ayuda a la absorción del calcio y del hierro y a fabricar colágeno de la piel.
Además estos cítricos contienen flavonoides antioxidantes; 200 U.I. de vitamina A y otras vitaminas del grupo B; calcio, potasio, fósforo, hierro y magnesio; así como fibra, lo que sumado a su bajo aporte calórico –sólo 49 kcal por 100 g de porción comestible–, la convierten en una fruta recomendable en dietas de adelgazamiento y para aliviar problemas de estreñimiento.
En regiones como la nuestra, donde abundan las naranjas y su precio en temporada es todavía asequible, el consumo preferente de este excelente complejo vitamínico mineral, será como gajos, o en su defecto exprimida.
No obstante, en los últimos años se ha generalizado el consumo de zumo envasado de naranjas y también la controversia acerca de su mayor o menor calidad nutritiva. Conviene, a este respecto, saber que durante el proceso de fabricación de los zumos envasados la fruta es exprimida, luego se elimina la pulpa y el zumo obtenido se concentra por deshidratación, todo ello con objeto de facilitar su transporte desde las zonas productoras a los países consumidores. Una vez en las fábricas de zumo, y antes de ser envasados, se reconstituyen añadiendo agua y se tratan térmicamente para esterilizarlos.
Composición
Si analizamos la composición de estos zumos veremos que en proteínas, grasa y azúcares coinciden con los zumos recién exprimidos, conteniendo algo más de minerales y algo menos de vitaminas. Para compensar ésta última pérdida se permite añadir vitamina C sintética, siempre y cuando se haga constar en la etiqueta. Por todo ello, debemos concluir que si bien el valor nutritivo de los zumos comerciales es aceptable, sin duda no llega al de los recién exprimidos. Otro cantar es el tema del sabor, en el que en mi opinión 'no hay color'; los zumos exprimidos de naranjas recién cogidas en su punto óptimo de maduración resultan incomparablemente superiores.
Innovaciones industriales
Hace pocos años una importante empresa de Jumilla puso en el mercado español los primeros zumos envasados no procedentes de concentrado, sino de naranjas exprimidas sometidas a un tratamiento térmico suave –pasteurización–, por lo que han de ser conservados en refrigeración. Estos zumos resultan de mayor calidad nutritiva y, además, de excelente sabor, su único inconveniente es su mayor precio. La puesta en el mercado de este zumo la acompañó de una atrevida campaña publicitaria en televisión donde se comparaba explícitamente con su más directo competidor, un zumo elaborado por una multinacional a partir de concentrado. La empresa afectada demandó a la murciana en los tribunales, pero, dado que todo lo que se decía en el anuncio era cierto, la sentencia falló a favor de la empresa murciana.
Otras fuentes de vitamina C
A veces se pretende comparar a las naranjas con otras fuentes de vitamina C como por ejemplo los kiwis –300mg–, el perejil –150mg– o las espinacas –90 mg– con el fin de menospreciar su importancia. Sin embargo dicha comparativa resulta ridícula porque resulta obvio que nadie se come a diario 100 g de espinacas crudas, ni mucho menos de perejil. Por otra parte, los kiwis se consumen por unidades –uno o dos–, pero nadie que yo sepa bebe uno o dos vasos de zumo cada día –caso de hacerlo, imagino que será sentado en la taza del váter–.