El conejo de monte (Oryctolagus cuniculus) forma parte de la gastronomía de la Región de Murcia desde hace milenios, ya sea como complemento de cualquier guiso o como alimento cárnico principal en una receta. Su nombre proviene del griego y hace referencia a la costumbre de excavar que tiene la especie en estado salvaje.
En la Región de Murcia se han encontrado innumerables restos del consumo de conejo de monte en yacimientos arqueológicos y paleoantropológicos como la Sima de las Palomas en el Cabezo Gordo de Torre Pacheco o la Cueva Victoria en Cartagena. Además, pinturas rupestres de época Epipaleolítica y Neolítica en zonas cercanas a Moratalla, en el noroeste de la región, así como en Santa Pola (Alicante), revelan que el conejo de monte fue una de las especies más consumidas por el ser humano prehistórico. Los restos faunísticos hallados en otras prospecciones y excavaciones arqueológicas demuestran que su caza y consumo ha supuesto un gran aporte energético a todas las culturas que han habitado en la región, desde El Argar hasta la cultura musulmana, pasando por la civilización fenicia y la romana. Precisamente los fenicios nombrarían las costas de la Península Ibérica como 'I-Senphan-ia' (pronunciado Isepania) que significa Tierra de Conejos. La evolución de este nombre derivaría en Hispania y de ahí España.
Según el historiador griego Polibio, en el siglo II a.C., el conejo:
'Visto de cerca se asemeja a una liebre pequeña, mas cuando se le tiene en las manos se ve que es de forma muy diferente, y sabe también de modo distinto al comerlo; vive la mayor parte del tiempo bajo tierra'.
Descripción
El conejo de monte, conejo común o conejo europeo pertenece al orden Lagomorpha de la familia Leporidae. Se caracteriza fisonómicamente por tener su cuerpo cubierto de pelo espeso y lanudo con colores uniformes que van desde el pardo pálido al gris, destacando el blanco de la parte interna de la cola.
Su cabeza es ovalada, con orejas de hasta 7 cm, cola muy corta y ojos grandes. Sus patas poseen cierto dimorfismo ya que se encuentran más desarrolladas las posteriores, utilizadas como motor en sus desplazamientos, que las anteriores, adaptadas a cierta manipulación. Su peso oscila entre 1,5 y 2,5 kg., midiendo de 33 a 50 cm. Estas medidas son algo mayores en los conejos criados en granjas para su comercialización.