Teatro Concha Segura
Teatro Concha Segura
Región de Murcia Digital

    A finales de septiembre de 1899 Concha Segura se desplaza a Yecla para recibir el homenaje de sus paisanos. Con motivo de la visita de la artista, varios periodistas y literatos de la localidad, entre ellos Maximiliano García Soriano, Pascual Bañón o José María Carpena, lanzaron una publicación que recogía una breve biografía de Concha y varias poesías dedicadas.

    El 22 de septiembre Concha y Paca Segura actuaron en el edificio en el que la hermana menor había nacido 24 años antes, ahora convertido en un moderno teatro. La artista local fue recibida con un cariñoso aplauso y con el lanzamiento de flores y palomas. Las aclamaciones se repitieron tras la representación de El Ángel Caído.

    El 25 de septiembre el Ayuntamiento de Yecla, a petición de numerosos vecinos, decidió dar el nombre de Concha Segura al teatro de la localidad. Al día siguiente, con el teatro repleto de espectadores, se organizó una función en honor a las hermanas Segura en la que se pusieron en escena La Zarina, Los borrachos Chateau Margaux y ¡Agua Va! A la finalización de la obra las artistas recibieron numerosos regalos. Tras la representación de este espectáculo Concha Segura se despidió de sus paisanos recitando un soneto. Más tarde se leyó publicamente el acta que recogía la decisión del Ayuntamiento de bautizar al Teatro con el nombre de la artista.

Un curioso homenaje póstumo

    Entre 1953 y 1954 el arquitecto Joaquín Dicenta Villaplana dirigió los trabajos de reconstrucción del Teatro Concha Segura. En octubre de 1954, con motivo de la Feria de Yecla, se organizó un homenaje a la artista en el que se realizaron una serie de actos. Manuel Muñoz Barberán presentó un cuadro con la imagen de Concha Segura, mientras que Francisco Antonio Jiménez ofreció una conferencia sobre la biografía de la actriz.

    El teatro se encontraba abarrotado de espectadores. Se representó la revista original Tu buena estrella de Martín Martí Font y Jacobo González. En el intermedio se instaló en el fondo del escenario un decorado, cuya parte central estaba formada por un escudo de la ciudad y el retrato de Concha Segura. Alrededor del cuadro se situaron un grupo de yeclanas que vestían el traje típico de labradora. Más tarde Carmen Hernández, acompañada al piano por el maestro Galván, interpretó unas jotas que en otro tiempo habían sido cantadas por Concha Segura.

    La peculiaridad de este homenaje fue su carácter póstumo, pues se creía que Concha Segura, quien residía en Madrid, había fallecido varios años antes. En el acto se celebró una misa funeral. Más tarde el alcalde de la ciudad pronunció un breve discurso acerca de la decisión municipal de honrar la memoria de la artista. Finalmente el grupo de labradoras yeclanas realizaron una ofrenda de flores, colocando varios ramos junto al retrato de la artista.