Almejas finas
Almejas finas

    Las almejas ya existían hace más de 100 millones de años en mares y océanos ubicados en lo que hoy es la Región de Murcia. Tanto en la Sierra de El Valle y Carrascoy como en otras alineaciones montañosas de la comunidad, se han encontrado restos de fósiles, junto a caracolas y erizos, que atestiguan dicha antigüedad.

    En la Cueva de los Aviones, situada en el litoral cartagenero, aparecieron restos de almejas y otros bivalvos fosilizados, en este caso consumidos por poblaciones de hombre de Neandertal, hace 35.000 años.

    El consumo de almejas en la Región de Murcia desde tiempos remotos,  se encuentra también constatado en el poblado del bronce de Bolvax en Cieza (posteriormente íbero), donde en un collar de cuentas se aplican las conchas de almejas como decoración, dando muestras de la relación comercial existente ya entre el interior y la costa, así como de la importancia alimenticia y las connotaciones ornamentales que ostentaba este bibalvo para el ser humano.

   Durante el siglo I a.C. en la ciudad de Pompeya, el romano Paratus agasaja con una cena a su amigo Pansa ofreciéndole, entre otros manjares, ostras, alondras, mejillones y almejas. A través de referencias como esta, o las recetas del gastrónomo del siglo I d.C. Apicio, son conocidos los gustos de los romanos por estos bivalvos, utilizándolos como ingrediente para salsas o protagonistas de suculentos aperitivos junto a otros mariscos.

    Producción y cultivo en España

    En las costas españolas la recogida de almejas se realiza entre los meses de septiembre y abril, mediante artes tradicionales como el rastrillo, a flote, a pie con un instrumento de acopio y desde pequeñas barcas aprovechando la bajamar.

    Pero la mayoría de almejas que llegan habitualmente a los mercados corresponden a ejemplares que han sido cultivados. En España estas técnicas comenzaron a desarrollarse a mediados del siglo XX, representando el mayor número de cultivos las especies de almeja fina y babosa, por su mejor calidad, rápido desarrollo y mayor rentabilidad en el mercado. El cultivo se realiza en instalaciones controladas a diferentes profundidades, normalmente aprovechando bancos naturales de arena fangosa, con entrada y salida de aguas.

    Otra técnica utilizada es el engorde en bandejas depositadas en el fondo o entre aguas.

    Las reglas básicas que rigen el cultivo de almejas valoran el cuidado de fondos arenosos, la eliminación de algas y otras especies que pueden suponer un peligro potencial, control de depredadores, oxigenación de fondo arenoso mediante rastrillado, control sobre la población de almejas, así como siembra de ejemplares juveniles.