La sandía o Citrullus lanatus, también conocida como melón de agua, pertenece, al igual que el melón, a la familia de las Curcubitáceas. Su característica principal es que está compuesta en su mayor parte de agua (más de un 90%) y su fruto, denominado en botánica pepónide, presenta principalmente forma redondeada, aunque también existen ovaladas, cilíndricos achatados por los extremos y, gracias a las técnicas de cultivo japonesas, incluso cuadradas.

     Es una de las frutas con mayor tamaño ya que puede llegar a alcanzar los 20 kilogramos y a desarrollar un diámetro de 30 centímetros. No obstante, las nuevas exigencias de los mercados y gustos europeos hacen que las sandías cultivadas para la exportación posean pesos comprendidos entre 3-8 kg, tendiendo a reducirlo hasta llegar a piezas de 2 kg o menos. Muestra una corteza dura y lisa, de 2-4 centímetros de grosor. Los colores de su piel y pulpa caracterizan de forma especial a la sandía por su bello contraste. La primera, en su madurez, varía entre verdes y amarillos, pudiendo adquirir una tonalidad uniforme verde con motas de color amarillento, grisáceo o verde claro. La segunda destaca por su color rojo, aunque dependiendo de las variedades también rosado, amarillo intenso o anaranjado. Las pepitas se encuentran diseminadas en el interior de la pulpa y son de color negro-marrón, muy duras. No obstante existen sandías llamadas "sin pepitas" que las contienen muy blandas y en tonalidades blanquecinas y amarillentas. El sabor de la sandía es una combinación entre acuoso-refrescante y jugoso-dulce, por lo que resulta una fruta muy atractiva de cara al caluroso verano.

Variedades y producción

     Las principales diferencias que se pueden encontrar en las variedades de sandía cultivadas en la Región de Murcia son las pepitas.

     Las sandías con pepitas (Diploides) son variedades más antiguas, con mayor arraigo y tradición en las pequeñas huertas de Murcia y campos de Cartagena, así como un tamaño superior. Su forma es esférica (sandías redondas) o alargada (melonas). De las primeras destaca la Sugar Baby, con una corteza verde oscuro y pulpa de rojo intenso.

     Las sandías sin pepitas (Triploides) son cultivadas a partir de semillas producidas tras cruzar sandías diploides, con un número normal de cromosomas, con tetraploides, con cuatro veces más cromosomas de los normales (esta desproporción se obtiene tratando la fruta con colquicina, una sustancia obtenida del cólquico, planta de la familia de las liliáceas). Los frutos obtenidos a partir de estos cruces presentan semillas no completamente desarrolladas, blandas y blancas que no molestan al ser ingeridas.

     En la actualidad se tiende a producir un gran número de sandías sin pepitas ya que una vez en el mercado los consumidores las prefieren a las normales debido a la facilidad para comerlas y su menor tamaño que les confiere la propiedad de poder acabarlas de una sola vez o conservarlas enteras en la nevera. En los últimos años ha sido el cultivo más rentable de esta fruta en la Región de Murcia ya que se obtuvieron cerca de 4.200 euros por hectárea de estas variedades mientras que la sandía con pepitas apenas llegó a los 4.000 euros.

Propiedades nutritivas y salud

     La sandía está compuesta en más de un 90 % por agua, manifestándose como un potente hidratante especialmente para las personas mayores. Según los expertos, dos tajadas de esta fruta suplen a la perfección un vaso de agua, añadiendo el placer de la dulzura y el frescor.

     Se trata de un alimento rico en vitamina A en forma de carotenos, al igual que en otras frutas de la familia de las Curcubitáceas, siendo el licopeno el más importante. El licopeno le aporta el tono rojo o rosado a la sandía (el mismo que tiñe de rojo los tomates) y contiene propiedades que benefician al organismo en la prevención de ciertos tipos de cáncer o la disminución del colesterol, resultando además un buen antioxidante.

     La sandía también aporta vitamina C, aunque en menor cantidad, ayudando a la formación del colágeno de la piel, interviniendo en la rapidez de la cicatrización de heridas, formación de nuevos tejidos en huesos fracturados y lesiones musculares o de ligamentos.

     La vitamina B aporta beneficios en la regulación del sistema nervioso, reduciendo la hipertensión, protegiendo el aparato digestivo y permitiendo la buena salud de la piel.

     Entre los minerales que posee esta fruta destaca el manganeso, imprescindible para la formación de los huesos, el sistema nervioso, e incluso aportando propiedades afrodisíacas.

     Su amplio aporte de agua la convierte en un excelente diurético por lo que resulta un alimento indicado para las personas que padecen cálculos renales, elevado ácido úrico y otras dolencias relacionadas con la retención de líquidos.

     Generalmente es una fruta muy digestiva, no obstante hay que destacar que ciertos expertos aconsejan no ingerirla tras las comidas, ya que en algunas personas su elevado nivel de agua puede diluir los jugos gástricos retrasando la digestión y provocando sensaciones de indigestión.

     Finalmente añadir que se trata de una pieza clave dentro de las dietas de adelgazamiento, ya que se puede consumir una gran porción de sandía sin que aumenten abundantemente las calorías.