Un jardín de chimeneas

La construcción de la chimenea de la fábrica 'Tomás Colañas' la convierte en una de las más antiguas de Ceutí, pues data de 1937. Su constructor fue Jesús Pacheco, nacido en Alcantarilla a principios del siglo XX dentro de una familia de maestros albañiles, entre ellos Alfonso Pacheco, de quien aprendió el oficio.

Hizo muchas otras chimeneas en Ceutí, como la de Francisco Gracia, 'El Grillo', construida en 1942-43,  y con 42 metros de altura; La Fábrica Ramón Jara Aledo a finales de los 40, de 34 metros de altura; y dirigió a Moino, otro constructor, en la Fábrica 'La Chula', 1945-46.

La chimenea de la Fábrica de Vicente Jara es la única cuadrada. La primera chimenea en Ceutí, ya desaparecida, fue la del Cabezo, de mitad del s. XIX. Las siete restantes se levantaron a partir de los años 30 y hasta los 60 del s. XX.

En el pasado año 2000, un terremoto dañó algunas de ellas y hubo que restaurarlas en 2001.

La vida en las fábricas

Tomás García Lorente fue el dueño de la Fábrica de Conservas Tomás Colañas, que fue construida en los años treinta del s. XX. La fábrica en la actualidad está cerrada, pero sigue existiendo la chimenea, a la que le falta su parte superior, la corona, que sufrió daños en un terremoto y tuvieron que desmontar parte de su estructura.

Ramón Jara Aledo, yerno de Tomás García, también fue dueño de una de la fábricas que aún siguen en funcionamiento.

Son siete los símbolos de los 60-70 que aún siguen en pie, siete chimeneas en el centro urbano de Ceutí, casi todas inactivas, pero aún parecen ser los testigos de aquellos años.

El horario en las fábricas era de 8 a 13 y de 15 a 18, pero se alargaba ese horario indefinidamente en época de máxima actividad.

Se llegó a tener un máximo de 800 empleados en la fábrica, existiendo veces que la mano de obra no era suficiente, por lo que se buscaba en los pueblos cercanos y aún así, a veces el autobús no regresaba lleno de operarias.

Eran muchas las fábricas y mucho el trabajo. Las sirenas anunciaban las entradas y salidas del trabajo, era un sonido muy conocido, que junto con la visión de las altas chimeneas quedó en el recuerdo.

A partir de los 80 se tiende a llevar las fábricas fuera del núcleo urbano, a la salida de los mismos, pero estas chimeneas son hoy protegidas como patrimonio en las localidades que las vieron surgir.