La Torre de Mena se halla en las inmediaciones del casco urbano de Lorca. Se trata de una de las muchas torres vigías que jalonan todo el valle del río Guadalentín, desde su cabecera hasta la propia desembocadura en el río Segura allá por Beniaján.

Las torres vigías alcanzan su auge constructivo a partir del siglo XII, con la llegada de los almohades que tiene que afianzar su poder y el irremediable avance de las tropas cristianas que van comiendo cada vez más terreno al territorio andalusí.

Estas condiciones favorecen la proliferación de este tipo de torres por todo el Sur y Sureste peninsular, alcanzando su cumbre en el caso del Reino de Granada que queda todo jalonado de torres circulares en el siglo XV.

En este caso, la torre tenía una comunicación visual directa con el castillo de Lorca al que, en caso de ataque o incursión, daba aviso a partir de numerosas formas, algunas de las cuales hoy se ponen en tela de juicio por los investigadores: hogueras, espejos, sonidos...

Se trata de una torre de planta rectangular construida a partir de la técnica del tapial o encofrado.

El tapial es una mezcla de cal, grava, arena y agua que una vez seco se hace muy resistente, esto, unido a su bajo precio y rapidez constructiva, hizo que se convirtiera en la técnica de construcción por excelencia del territorio andalusí y que, después, adoptarían los cristianos, aunque modificando el tamaño de los cajones.

Los restos conservados y restaurados, gracias a la cooperación de la Comunidad autónoma de la Región de Murcia a través de la Consejería competente y el M.O.P.I., corresponden a la cimentación y parte del alzado de dicha torre.

El primer cuerpo de la base sería un todo macizo en su interior con piedra, arena y mortero que le dota de consistencia en caso de sufrir algún ataque. Poco es lo que queda de su alzado, pero seguiría los modelos de otras torres de su entorno como es el caso de la Torrecilla, es decir, contaría con una serie de ventanas estrechas en cada uno de sus cuatro lados que iluminaban  una sala interior de reducidas dimensiones y planta cuadrangular con cubierta abovedada donde se resguardaban los vigías.