Castillo de la Concepción

Una hipótesis fiable

Aunque las primeras noticias del castillo datan del siglo XIII -época de la reconquista de la ciudad- sus piedras tienen una historia, sin duda, más antigua.

Por una parte, al menos durante la época musulmana, hubo de haber en la cumbre del cerro alguna clase de fortificación para proteger a la población que se apiñaba en la ladera septentrional y al puerto situado a sus pies, y la propia forma del castillo, tal como lo presentan los planos más antiguos, recuerda la de otros castillos árabes próximos.

Por otra parte, los materiales con los que se levantó y fue posteriormente restaurado y reparado, salieron de los edificios públicos de la época romana situados en sus proximidades, sobre todo del anfiteatro. Un buen ejemplo de esta reutilización de sillares y lápidas romanas lo ofrecen las inscripciones latinas que aún se pueden leer en los muros de la Torre del Homenaje.

Parece que la última reconstrucción del castillo tuvo lugar en tiempos de Enrique III (1390-1406) y, a partir del siglo XVI, se hacen cada vez más frecuentes las noticias sobre el mal estado de la fortaleza. A pesar de los esfuerzos que se hicieron para reparar los desperfectos más visibles, pues el lugar seguía siendo el último y más fuerte reducto defensivo de la ciudad en caso de ataque, la situación del edificio era cada vez mas ruinosa, por lo que en el siglo XVIII, tras la construcción de la muralla y de los nuevos castillos que defendían la ciudad desde fuera, el viejo castillo medieval quedo abandonado a su suerte y sólo la falta de Tondos evitó su demolición.

En el siglo XIX será la disputa entre el Ministerio de la Guerra y el Ayuntamiento por la propiedad de los terrenos, lo que atrasa el derribo. La cesión, en 1915, del castillo a la ciudad permitió, durante el mandato del alcalde Alfonso Torres, el saneamiento y urbanización de la zona. Las obras empezaron en 1924 y duraron hasta 1930. Como consecuencia de ellas, las estructuras de la antigua fortaleza fueron arrasadas y camufladas entre las construcciones del parque diseñado por el arquitecto Víctor Beltrí. Sólo la torre del homenaje quedó en pie, aunque bastante dañada, y la que protegía la entrada principal, a su vez reconstruida en el siglo XVIII.