Free cookie consent management tool by TermsFeed CULTURA ARABE, MORISCOS Y CANTE FLAMENCO - Coplas - Región de Murcia Digital
MURCIAJONDA

Cultura Árabe, Moriscos y Cante Flamenco

Coplas

No llamarme al meico

llamarme al doctor

que se me ha muerto la mare

 e mi alma e mi corason.

Es una copla por lo menos de difícil interpretación, incomprensible.

Partiendo de coplas como ésta hay quienes han llegado a hablar y a decir que a veces el hermetismo del cante flamenco es surrealista. Lo que sucede es que en un contexto diferente, en nuestra época, hoy, nos resulta incomprensible aquello que en su momento hubo de tener un mensaje claro y preciso. Este es el caso de otra siguiriya:

A la sierra de Almenia (A los montes de Almenia)

me tengo que ir

donde no haya ni moros ni cristianos

que sepan de mí.

Hay quien ha dicho que se trata de Armenia: ¡qué lejos! y además el sentido trágico de la siguiriya no se gxpuca. No sería más fácil pensar que esa "Almenia" fuera "Almeriya" o "Almériya" (en árabe) transformada desde el punto de vista fonético y/o de la acentuación. Esta siguiriya sí tendría sentido trágico puesta en boca de un descendiente de morisco acosado , desplazado e incómodo con unos y con otros, con moros y con cristianos. Nuestra tesis o hipótesis sobre la intervención de los moriscos en la creación, en la génesis del cante flamenco o del flamenco en general no es excluyente de otros grupos, etnias, etc. Creemos que este hilo conductor ha estado presente en la breve exposición que acabamos de hacer. Y no es una posición formalista, sino de fondo, pues indudablemente moriscos, berberiscos, esclavos moros, gitanos, bandoleros, los diversos lumpen, jornaleros debieron coincidir, convivir, mezclarse, etc., en los corrales de vecindad, en los cortijos, en las cárceles, en las minas, en las tabernas, en Ias fiestas populares, etc. Asimismo, Andalucía es el crisol de varias culturas musicales, literarias -pensemos en el romance y los romances fronterizos-. Pero sobre todo Andalucía (AL-Andalus) hace suya toda esa cultura árabe-oriental antiquísima musical y literaria (muwassaha, zéjel, harcha), popularizándola y sacándola a la calle, a la plaza, como nos decía Ribera y Tarrago; la música y las composiciones poéticas de las Cantigas del Rey Sabio evocan hasta qué punto ese fantasma -como le llamara Ribera- de la música ficta, de la música diabólica, penetró en el resto de la Península y hasta comienzos de la Edad Moderna e incluso durante muchísimos años después brilla sobremanera esa gran manifestación cultural en las Andalucías y descollando Sevilla, y en Sevilla, ¡Triana! Tenemos una posición integradora excluyente, en la génesis del flamenco: hemos aportado parte de los datos que poseemos para demostrar la convivencia obligada de moriscos, gitanos y otros grupos marginales. Hay un dato que es posible que hayan pasado por alto algunos estudiosos del tema, un dato que nos obliga a comparar la población gitana actual en España y Andalucía y esa misma población hace dos siglos; un dato que además nos obliga a pensar en la convivencia de moriscos y gitanos. Estamos pensando en la cifra de 10. 000 gitanos que había en España a propósito de la Pragmática de 1783 de Carlos Ill; según Maria Helena Sánchez, gran especialista en el tema, el censo, que estuvo realizándose durante dos años y seguido y controlado muy de cerca por el propio Floridablanca, es fiable y pormenorizado (29).

A veces se utiliza como argumento en contra de la posible intervención de los moriscos en el flamenco lo siguiente: la música andalusí/garnatí del Norte de África en nada se parece al flamenco.

En 1969 se realizó en Madrid y bajo la tutela de la UNESCO una Reunión Internacional sobre los Orígenes del Flamenco; el folklorista marroquí Ben Jelloun presentó unas secuencias de ese tipo de música para que se comparara con el cante flamenco. Los especialistas allí congregados llegaron a la conclusión –y no podría ser de otra manera- que aquella música no tenía nada que ver con el flamenco. La reflexión que vamos a hacer se desprende en parte de todo lo anteriormente expuesto: En primer lugar, los moriscos qué después de 1492 emigran al Norte de Africa son, sobre todo, nobles y, de las clases altas o bien instaladas y por lo tanto la música propia de ellos sería predominantemente "culta". Algo muy parecido sucede también con los pocos moriscos que emigran tras el levantamiento de 1568; tras la expulsión de 1609-1614 está claro que, junto a los moriscos más o menos ricos, sale la gran masa morisca pobre. Llegados a este punto sí es necesario matizar que sí existe algún parentesco-y no podría ser de otra manera-, incluso para los no especialistas en música, lejano, pero perceptible entre la música andalusí y el flamenco.

Y en segundo lugar (y definitivo) utilizar el argumento descalificador de la intervención y participación de los moriscos en la elaboración y gestación del flamenco significa ignorar ciertos procesos históricos, sociales, culturales, religiosos, etc.:

a) Los moriscos (y gitanos) son traicionados y perseguidos después de 1492.

b) Los moriscos en 1568 son expulsados de Granada (no todos) y repartidos por Andalucía. Los gitanos también están perseguidos y acosados y la convivencia de ambos grupos, que ya había comenzado, continúa.

c) Tras 1609-1614 (definitiva expulsión) la persecución y el eco de la misma sigue machacando a esas minorías de judíos, moriscos, gitanos...

Así, el espíritu opresor del "cristiano viejo", la ley de la honra y de la limpieza de sangre, ese fanatismo religioso descarga su cólera contra las minorías de "cristianos nuevos", de "castellanos nuevosi"(30). Para hacer frente a la opresión, las minorías crearán también su propia ley, la ley de la ocultación, Ia "taquiya" morisca y/o el disimulo gitano. Estas minorías responden, partiendo de la gran "música andaluza", reinventando otros códigos musicales y literarios, existenciales: El flamenco.