La Unión
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XLV FESTIVAL INTERNACIONAL DEL CANTE DE LAS MINAS
La Unión, de 4 al 13 de agosto de 2005
GEMA JIMÉNEZ Y DANIEL NAVARRO LLAMAN A LAS PUERTAS DE LA GLORIA FLAMENCA

Paco Vargas

    Un año más La Unión (Murcia) congregó a los flamencos llegados de distintos lugares de España y el extranjero –la asistencia es masiva a lo largo de los diez días de festival-, que ven en este evento la estival cita obligada y el lugar de encuentro imprescindible para ponerse al día y de paso reencontrar a los amigos que aprovechan el verano para hacer turismo flamenco.

    Tiene tres partes el Festival claramente diferenciadas: la que corresponde a los grandes espectáculos, la agenda cultural y la parte competitiva, que es la que suele crear más expectación, aunque no siempre ésta responda a las esperanzas que la organización pone en el concurso.

LOS ESPECTÁCULOS FLAMENCOS

    Los espectáculos, como viene sucediendo en los últimos años, están diseñados para contentar a un sector de público lo más amplio posible, algo que me parece bien por cuanto no hace sino reflejar las más diversas tendencias que hoy se dan en el arte flamenco. Así, este año han pasado por sus escenarios diecisiete artistas –más sus músicos acompañantes- que han dejado una estela multicolor, alumbrada por las luces de la maestría y los destellos de la juventud que empieza a encontrar un lugar bajo el sol flamenco que los cobija: los ganadores en la edición pasada, Raúl Montesinos, Javier Conde y David Pérez, abrieron el Festival luego del pregón del escritor y periodista Fernando Delgado; Manuel Cuevas, Chano Lobato, Mayte Martín y Belén Maya ocuparon el proscenio de la “Catedral del Cante” (Antiguo Mercado) al día siguiente, mientras que Estrella Morente y su familia dieron paso a Jerez, representado por Juan Moneo “El Torta”, Miguel Flores “Capullo de Jerez”, Fernando de la Morena, Diego Carrasco y Tomasito (Hacemos un paréntesis para recordar al cantaor Antonio Núñez Montoya “Chocolate” que estaba incluido en el espectáculo, pero se adelantó la muerte para privarnos para siempre de su voz oscura y única).

    Francisco José Arcángel, Marina Heredia y María Pagés fueron los protagonistas el día ocho. Y el último Premio Príncipe de Asturias de las Artes, D. Francisco Sánchez, conocido entre la afición del redondo mundo como Paco de Lucía, puso punto y emoción en la última gala, que, debido al poder de convocatoria del algecireño, tuvo que trasladarse al escenario del recinto de la Maquinista de Levante, antigua fábrica habilitada para tal fin. Aquí hacemos un alto en la crónica para hacer una pregunta: ¿Es humano Paco de Lucía? La respuesta me la dio el viejo guitarrista, Antonio Fernández, patriarca de una saga formada por sus hijos Encarnación y Rosendo –cantaora y guitarrista- y su nieto Antonio, hijo de la primera y guitarrista como el abuelo. Me dijo, mientras disfrutábamos del concierto: “No toca como las personas, es un Dios. Yo creo que en este siglo no va a dar tiempo a que salga otro como él”. Y yo le di la razón, claro, porque lo que escuchamos durante las casi dos horas que duró el espectáculo, nos pareció de otro mundo a las dos mil personas que llenábamos el recinto, a pesar de que la tormentosa noche nos anunciaba que estábamos en éste. Y de qué  modo, pues la inoportuna lluvia posterior fastidió el recital de Eva Durán y José Luís Montón en el patio de “El Almacén”, ese espacio hermoso y libre en las ensimismadas e interminables noches –trasnoches- de La Unión, que yo recomiendo al viajero, sea éste flamenco o no, porque estoy seguro de que me lo agradecerá.

LA AGENDA CULTURAL

    Este año el Festival Internacional del Cante de las Minas estaba dedicado al cineasta Carlos Saura, por su contribución a la difusión del arte flamenco a través del lenguaje que mejor conoce: el cine. Por eso, hemos podido ver sus magníficas fotos flamencas en una exposición antológica y disfrutar de su palabra y su presencia a lo largo de los días del festival. Y también por esa razón, el día nueve se le ofreció un homenaje multitudinario y agradecido por parte de las autoridades de La Unión, encabezadas por el Alcalde D. Manuel Sanes Vargas y la Concejala Dª. María Martínez Martínez, Presidente y Vicepresidenta del Festival Internacional del Cante de las Minas.

    El acto, que resultó brillante, estuvo precedido por el ofrecimiento de Miguel Mora –periodista de El País, diario al que se ha distinguido con el “Castillete de Oro”-, que en realidad acabó en un interesante diálogo entre él y el director en torno al cine y al flamenco. Pero antes, la organización había programado una serie de conferencias en torno al homenajeado, dictadas por especialistas cuales son: Paco Hidalgo, Faustino Núñez, Hans Meinke y Manolo Curao –que sustituía a Aida Gómez-. Y, además, otras dos que nada tenían que ver con el tema central y que, bajo mi criterio, estaban fuera de lugar: una por su temática -“El proceso penal y el cante flamenco. Conclusiones provisionales”-, impartida por Guillermo Sena Medina, Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de Murcia, que fue presentado por el abogado y aficionado Juan Francisco Pérez Avilés; y otra –“La minera: el salmo minero flamenco. Estudio musical, formal y estético del cante por mineras”-, por la escasa aportación documental, que dictó el profesor del Conservatorio Superior de Música de Murcia, Sixto Manuel Herrero Rodes, a lo largo de hora y media y que finalizó con una muestra de su concierto de música contemporánea inspirado en el cante por mineras que provocó la hilaridad de más de un aficionado presente. Ciertamente, una pesadez.

    A lo largo del Festival se han presentado los libros “Caballeros Flamencos: Una visión de Paco Manzano”,  “Una historia del Flamenco”, de José Manuel Gamboa; “Historia de la Guitarra Flamenca”, de Norberto Torres; “Paco Toronjo. La vida de un genio: Una Mirada a su biografía y su obra”, de Antonio González Merchante, que ha contado con la colaboración de especialistas y algunos personajes más o menos famosos que conocieron al cantaor alosnero; la colección de libros sobre estudios y conciertos, del guitarrista Óscar Herrero; y “El Placer del Fracaso”, último libro de poemas de Paco Vargas que estuvo magníficamente acompañado en la presentación por María Martínez, Paco Hidalgo y el editor y poeta José Membrive.

    El mismo día tuvo lugar la presentación de “Málaga en Flamenco”, a cargo de Salvador Pendón, Presidente de la Diputación de Málaga -¿Dónde está el director-gerente del evento?-, que resultó improvisada y aburrida amén de no cumplir con los objetivos, que no son otros que promocionar y vender un festival de estas características: se llevaron cincuenta ejemplares de la programación oficial que apenas si dio para entregarlos a los medios de comunicación destacados en La Unión. Y así es muy difícil dar a conocer y promocionar un evento que arranca por primera vez y en el que hay puestas muchas ilusiones. En este apartado tampoco podemos olvidar la presentación del “DVD Promocional sobre La Unión y el Festival Internacional del Cante de las Minas” ni la del CD “Cantes Afuera”, a cargo de Víctor Vázquez, que recoge los cantes grabados por José Ramón Fernández Flores y Juan de Graná, ganadores el V y VI Concurso de Cante Flamenco en Centros Penitenciarios, celebrados en el Centro Penitenciario de Albolote en colaboración con la Confederación Andaluza de Peñas Flamencas. Mientras que a lo largo del Festival hemos podido disfrutar de las exposiciones fotográficas “Flamenco”, de Carlos Saura, y “Entre Cante y Cante: Fotografías de Javier Adán”.

    En el capítulo de distinciones debemos resaltar  el “Carburo de oro” entregado a Pedro Sanz, fundador y codirector de las Jornadas Flamencas Ciudad de Valladolid, hombre y flamenco cabal que está haciendo una magnífica labor en pro de la cultura jonda en su tierra.

    El Festival Internacional del Cante de las Minas completa, desde hace años, su programación con los cursos de baile y guitarra, organizados por la Fundación Cristina Heeren, que este año se han desarrollado del 8 al 12 y han estado impartidos por Carlos Piñana, Miguel Ángel Cortés, Carmelo Picón, Carmen Ledesma, Milagros Mengíbar, Rafael Campallo, Maribel Ramos “La Zambra”, Eli Parrilla y Antonio Molina “El Choro”.

LOS CONCURSOS

    La calidad artística de los concursos de cante, guitarra y baile no ha sido la esperada para un evento del prestigio y la historia del que hablamos ¿Cómo es posible que después de recorrer media España celebrando pruebas selectivas lleguen a la fase final concursantes con un nivel artístico mínimo? Hago esta pregunta porque a lo largo de los cuatro días de competición se han escuchado y visto a muy pocos aspirantes a artistas que merezcan la pena.

    Tan es así, que el jurado nombrado para esta fase final se vio obligado a descartar a los participantes en la modalidad de guitarra por no dar el nivel mínimo exigido. Así las cosas, los premios de guitarra y el trofeo “Bordón Minero” quedaron desiertos antes incluso de celebrar la final el día 13. Decisión acertada, sin duda, que debiera servir a la organización para replantearse un cambio radical a la hora de seleccionar a los participantes que llegan a La Unión buscando el espaldarazo definitivo que los lleve a las puertas de la gloria flamenca. Pese a todo, a la gran final del sábado llegaron los mejores. Y de entre éstos el jurado repartió los premios de manera racional y justa:

    Gema Jiménez, nacida hace diecinueve años en Jódar (Jaén), al ser ganadora de los primeros premios de mineras y taranta, se alzó con el máximo galardón del certamen, “La Lámpara Minera”, mientras que el cordobés Daniel Navarro se hizo con “El Desplante”, trofeo que premia al mejor bailaor o bailaora. El granadino Iván Vargas fue segundo premio de baile y el cantaor de Badajoz  Miguel de Tena obtuvo el segundo en la modalidad de mineras. Los otros premios fueron para el granadino Juan Pinilla (cartageneras, murciana y levantica, y malagueña con jabera), el algecireño  José Ramón Fernández Flores (soleá y bulerías), el cordobés Antonio José Mejías (seguiriyas) y el cantaor ilicitano Francisco Contreras (premio al cantaor novel)

    Gema Jiménez, que está empezando pero que tiene todos los ingredientes para ser una buena cantaora, tiene ante sí el reto de hacer bueno tan prestigioso premio pues ahora es cuando llega lo más duro por cuanto en todos sitios se le exigirá que lo justifique, tarea nada fácil que necesita de estudio y preparación, humildad y asesoramiento de las personas adecuadas para tal fin. Daniel Navarro es un profesional joven y preparado que a buen seguro utilizará el premio para reivindicar el sitio que por derecho propio le pertenece: es un bailaor de una talla inconmensurable y de una elegancia artística flamenca que para sí la quisieran muchos de los considerados hoy en la pomada del baile flamenco.

    A José Ramón Fernández Flores le debieran servir los premios para salir definitivamente de la cárcel y enderezar su vida como cantaor, pues tiene las mejores condiciones para ganarse la vida como profesional del cante. Y, en fin, Juan Pinilla, joven y buen aficionado, debe mantenerse firme en la defensa de los valores flamencos de una estética cantaora que, en estos tiempos del soniquete facilón y retestinado, apenas si se cultiva, y que hoy por hoy él representa mejor que nadie.