Intoxicaciones más frecuentes
Entre las intoxicaciones veraniegas más frecuentes encontramos a la reina de ellas, la salmonelosis, que desencadena náuseas, mareos, cólicos, dolores abdominales y fiebre alta. Los síntomas de esta intoxicación aparecen entre las doce y las cuarenta y ocho horas después de la ingesta y suelen durar de uno a cuatro días. Si la fiebre y el cólico persisten puede llegar a precisar de hospitalización. Las fuentes de infección más comunes son la ingesta de carne cruda o poco hecha, el huevo, así como la manipulación de alimentos poco higiénica.
Asimismo, es muy frecuente la gastroenteritis común, cuya fuente de infección está en la ingesta de alimentos que no han sido previamente lavados: frutas, verduras... A las 2 a 4 horas de la ingestión del alimento comienzan bruscamente los síntomas con náuseas, vómitos, dolor abdominal y cólico, sin fiebre o con fiebre leve. También puede venir acompañada de calambres musculares.
Existen otras intoxicaciones menos frecuentes, pero que también se pueden dar en esta época: la hepatitis A, que se contrae por el consumo de mariscos extraídos de aguas contaminadas o porque el manipulador de los alimentos padezca esta enfermedad, o el botulismo, que es una de las más graves pero a la vez menos usuales. El botulismo afecta al sistema neuromuscular provocando parálisis progresiva, fallos respiratorios e incluso la muerte. La ingesta de conservas caseras de embutidos y mariscos -almejas o mejillones en la mayor parte de los casos-, hortalizas... son la fuente de infección más común. Los síntomas más frecuentes son boca seca, visión doble, dificultad en la visión cercana, dificultad para tragar y pronunciar palabras, aunque suelen mezclarse con otros como náuseas, vómitos, diarrea... Estos síntomas pueden aparecer en 5-6 horas o pueden tardar hasta una semana en mostrarse.