Free cookie consent management tool by TermsFeed Begastri. Un antes y un después - Sala I - El Conjunto de Peñarrubia - Región de Murcia Digital
HISTORIA

Begastri. Un antes y un después

Sala I

El Conjunto de Peñarrubia

El Conjunto de Peñarrubia [Begastri. Un antes y un después]
El Conjunto de Peñarrubia

Se trata de un gran macizo calizo al suroeste de la ciudad. En su frente más escarpado con vistas al fértil valle del Argos, se sitúan numerosas cuevas de diferentes dimensiones, entre las que destacaremos por sus restos arqueológicos, las cuevas de Amador, de las Conchas, del Humo, de las Palomas, de las Canteras y la del Calor.

Estas cuevas fueron expoliadas en los años 60, a pesar de ello se reconocen depósitos arqueológicos que abarcan desde el neolítico final, enterramientos múltiples de época calcolítica, en cuevas naturales, otorgándoles un significado a modo de los actuales panteones familiares, y con utensilios de hueso y sílex de  una destreza notable, niveles argáricos, así como fases más tardías (iberorromanas y medievales). En las cuevas se muestra en paredes y techo exclusivas representaciones de arte rupestre, descubiertas y estudiadas a mediados de los años 80 y posteriormente incluidas desde 1998 en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco dentro del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica.

Dentro del conjunto de la Peña Rubia, destacamos los materiales arqueológicos de época calcolítica proporcionados por la cavidad de la Cueva del Calor, excavada en su totalidad por Miguel San Nicolás y Consuelo Martínez Sánchez en 1989. Tras una complicada entrada de pequeñas dimensiones orientada al Este, consta de una sala con una superficie superior a 100 m2 y que incluye una sima más profunda que asciende al exterior por varias bocas cenitales. Debe su nombre a que en su interior la temperatura oscila entre los 11º y los 27ºC.

Muestra varias fases de ocupación, que finalmente provocaron, junto con los procesos erosivos, la colmatación de su entrada, y, por tanto, su abandono.

Entre los restos arqueológicos recuperados durante las excavaciones arqueológicas destacan en su fase calcolítica, un enterramiento múltiple, cuyos restos óseos parecen estar calcinados, con ricos elementos de ajuar: numerosas puntas de flecha, industria ósea (punzones, varillas, espátulas), objetos de adorno personal y malacología (cuentas de collar discoidales de caliza o de hueso) e ídolos sobre metacarpos de animal. La fase argárica de la Cueva del Calor se denominó nivel III en la secuencia estratigráfica del yacimiento.

Así, Peña Rubia de Cehegín debió de ser un lugar de gran simbolismo para estas gentes, que hacia el 3000-2500 a.C. aprovecharon cualquier oquedad de la montaña para depositar los paquetes funerarios tras un largo proceso de descarnamiento y selección, reducidos a unos escasos huesos muy fragmentados y parcialmente calcinados, y con sus respectivas ofrendas.

 

 

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