Free cookie consent management tool by TermsFeed Begastri. Un antes y un después - Sala V - Cehegín después de Begastri - Región de Murcia Digital
HISTORIA

Begastri. Un antes y un después

Sala V

Cehegín después de Begastri

Torre del Pozo de Cehegín
Torre del Pozo de Cehegín

La ciudad visigoda de Begastri caerá bajo dominio musulmán a comienzos del siglo VIII d. C. Su importancia, como sede episcopal, le hará ser una de las ciudades que capitulan en el Pacto de Tudmir del año 713.

Durante al menos dos siglos estará bajo la órbita emiral, entrando en un proceso de abandono y, en ocasiones, con reocupación de las viviendas visigodas, adaptándolas a sus nuevas formas de vida con la compartimentación de las mismas o su reconversión en campo de silos. Asimismo, el abandono de algunos espacios del cerro será reaprovechado para realizar enterramientos simples en fosas.

Poco a poco la inestabilidad política, la parcial destrucción de murallas en Begastri junto al derribo de sus puertas para evitar que una población considerada “hostil” pudiera fortalecerse, provocaron que la población begastrense fuera retirándose paulatinamente a la nueva guarnición militar del castillo de Cehegín, situado sobre un cerro escarpado en la margen derecha del río Argos, también aguas abajo.

Ello que supuso, en muy pocas décadas, la islamización de la población hispano romana autóctona. No ocurrió lo mismo con los que siguieron habitando Begastri, llamados por los musulmanes “rumies” derivación de la palabra “romanos”.

La primera referencia a Cehegín aparece en Xamedin, a fines del siglo X, cuando señala que se instalan en la zona los Singahíes, tribu bereber llamada por Almanzor. Quizá un jefe militar se instaló en la fortaleza cercana a Begastri, que pasó a llamarse castillo de la Sinhayin (Cehegín).

Las fortificaciones medievales de Cehegín ocupaban el lugar de antiguas torres vigías de épocas romanas y visigodas, pues los lugares estratégicos estaban localizados desde antiguo para la defensa de Begastri.

Cehegín vendría después, formándose al amparo de la torre que tenía la función principal de vigilar y cobrar los impuestos a los habitantes de Begastri. Los nuevos señores recelaban porque las guarniciones militares serían muy pequeñas frente a poblaciones más numerosas.

Por otro lado los sistemas de producción de alimento se encontraban junto a Begastri en el valle del Río Quípar y hasta trascurridos varios años no se roturaron nuevas tierras en el valle del río Argos para el abastecimiento de alimento a la nueva población junto a la fortaleza de Cehegín.

El Castillo o alcazaba, residencia palatina y militar, se situaba en la parte más alta de la actual Cehegín. En el castillo se situaba la torre del Homenaje, de más de 20 metros de altura y forma trapezoidal, que destacaba desde la lejanía mostrando su inaccesibilidad ante posibles enemigos.

El recinto murario que circundaba la ciudad musulmana, sigue la topografía del terreno y contaba con treinta y dos torres y varias puertas y portillos de acceso a ella. La altura de las murallas rondaba los doce metros, y tenían un espesor aproximado de más de un metro y medio. Estaban construidas con mortero de cal y grava, y en algunos sitios se le añadía tierra a la argamasa. Sin embargo, apenas algunos vestigios están exentos pues gran parte de este trazado aún se encuentra encubierto por las edificaciones que sobre ella se hicieron posteriormente.

Entre los restos que aún subsisten destaca la Puerta de la Villa o Puerta de Canara, que toma su nombre por estar junto al camino que se dirigía a esta población, y casi toda la actividad económica y agrícola pasaba diariamente por ella para dirigirse a la huerta de las caballerías, nombre tomado por ser ésta zona la más rica y la que fue entregada a los caballeros tras las conquista cristiana. Las visitaciones de la Orden hablan de que todas las noches la puerta se cerraba y se izaba el puente, y recientes datos arqueológicos nos han aportado que estaban cubiertos sus aledaños por unos bancos para asiento y comodidad de las personas que asistían a los festejos que se realizaban junto a ella.

Además de ésta, cuatro torres componían el primer recinto amurallado de la fortaleza. Conocemos sus nombres. Una de ellas es la llamada Torre del Alhorí, convertida posteriormente en la Puerta de Caravaca acabado el peligro que suponía la proximidad del reino Nazarí. Esta torre, en un principio era maciza su parte más baja, como correspondía a una fortaleza por lo que tuvo que ser ahuecado su primer cuerpo para construir una puerta de arco en época cristiana, pues la puerta de la villa de las murallas resultaba muy lejana para dirigirse al trabajo diario y a la vecina Caravaca.

En el lado opuesto, se encuentra la Torre del Mirador. Dos torres menores se localizaban a continuación, una de ellas la llamada de la Cocina, que también se utilizó como campanario durante varios siglos de la vecina iglesia de Santa María Magdalena. También la fortaleza tenía aljibe, horno, establos y molino, así como una puerta más monumental frente a la actual iglesia parroquial, de la que aún subsiste su imagen en un cuadro al óleo.

Otro testimonio importante es la Torre del Pozo, recientemente excavada y restaurada. Se trata de un ladrón de aguas o “coracha”, que mediante un pozo llegaba a los niveles freáticos del río, del que captaba sus aguas y las elevaba por medio de un ingenio hidráulico movido a sangre. Este pozo estaba muy protegido y cuidado pues de él dependía el abastecimiento de agua de la ciudad en caso de asedio, y comunicaba directamente con la fortaleza mediante una calle con doble muro.

En el siglo XV, cuando el pozo dejó de tener uso, esta torre fue aprovechada como palomar que aún subsiste y ha sido puesto al descubierto por recientes excavaciones llevadas a cabo allí. Finalmente, el abandono paulatino de la torre dio lugar al desplome de su parte superior, siendo sepultada por sus mismos escombros.

Existen documentos en los que ciudadanos solicitan al concejo permiso para vaciar alguna torre en la que habitar o para edificar una casa junto a los muros de la villa, por estar éstos ya en desuso.

Los musulmanes ondearon sus banderas en la Torre del Homenaje hasta que fueron sustituidas por las cruces del Temple y posteriormente por las de Santiago al quedar en suspenso esta primera, y se mantuvieron hasta la desaparición de las Ordenes Militares bajo el reinado de Isabel II, con la Desamortización; con lo que su función militar acabó. Fue tal su decadencia desde entonces que lo que había estado en pie mil años en menos de treinta se arruinó; terminando con la política desidiosa que lo condujo a su desastroso final en 1957. Una desacertada política urbanística convirtió sus vetustos y nobles muros en solar primero y plaza pública posteriormente.

 Cehegín después de Begastri

 

Puerta de la Villa o de Canara de Cehegín
Puerta de la Villa o de Canara de Cehegín

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