Nuevos asentamientos urbanos

   Ya en el siglo IX el territorio definido en el pacto firmado por el noble visigodo Teodomiro, que incluía, entre otras, a la antigua ciudad hispanorromana emplazada en el cerro de la Almagra, pasó a conocerse como Kora o Provincia de Tudmir. Poco se conoce de la evolución socio económica de la comarca de Mula en estos primeros siglos de la conquista. Por lo que se conoce de las intervenciones arqueológicas en el Cerro de la Almagra parece ser que los nuevos pobladores no continuaron utilizando el antiguo centro urbano romano, sino que escogieron nuevos emplazamientos, lugares fortificados como el Castillo de las Paleras (Pliego), el Castillo de la Puebla, también conocido como el de Álcala, y la actual Mula.

   Estos nuevos asentamientos andalusíes no se tradujeron en el abandono radical del cerro de La Almagra; durante el siglo VIII y IX, éste continuó siendo habitado por una población de carácter residual, poco numerosa, que no construía nuevas edificaciones, sino que vivía entre los restos de las construcciones de época hispanoromana.

   La Reconquista

   A finales del siglo X y comienzos de la centuria siguiente, la madina islámica de Mula ya está configurada, hasta el punto que en la Primera Crónica General, en el capítulo 1065, leemos la siguiente descripción de la ciudad: "Mula es villa de grant fortaleza et bien çercada, et el castiello della es como alcaçar alto et fuerte et bien torreado". Mula se había convertido de nuevo, como en época ibérica, en un puesto estratégico vital, ya que controlaba las vías de acceso a la Alta Andalucía desde el territorio murciano y dominaba un extenso y fértil territorio en el que predominaban los regadíos.

   Tienen que pasar casi dos siglos hasta que Mula entra de nuevo en la Historia con una fecha clave: 1244, cuando el infante Alfonso conquistó la plaza. El monarca murciano Ibn-Hud había firmado la capitulación ante Fernando III, entregando su reino; sin embargo, algunas ciudades como Mula, Lorca o Cartagena se negaron a aceptar lo acordado y tuvieron que ser sometidas por la fuerza.

   Fue tras esta conquista del futuro Rey Alfonso X cuando surgió la aldea de Puebla de Mula, ante la necesidad de concentrar a los musulmanes vencidos en un mismo lugar, levantando una fortaleza, la Torre de la Puebla, y extendiendo desde ella un perímetro fortificado donde recluir y controlar a la población musulmana, susceptible de poder llegar a acuerdos con los musulmanes granadinos y atacar la retaguardia del reino de Castilla. El 8 de agosto de 1245 el rey Fernando III concedía a Mula el Fuero de Córdoba, a través del cual se permitía elegir a la villa anualmente, por el día de San Juan, dos alcaldes, seis regidores, dos jurados y un alguacil mayor para el gobierno de la villa, cargos que a su vez escogían los concejos pedáneos de Campos y La Puebla el día de San Pedro.