Representación medieval del uso de la seda
Representación medieval del uso de la seda

     A partir del siglo XV, la sericultura se convirtió en la base de una floreciente industria textil en el reino de Murcia y, sobre todo, en la cuenca del río Segura. El trabajo artesanal de la seda fue importado por la cultura musulmana, verdaderos expertos en la confección de manufacturas textiles. Durante los siglos XII y XIII se fue expandiendo poco a poco por toda la región de Murcia.

     En esos siglos la producción de la seda era muy minoritaria. Apenas grupos aislados de árboles de morera se repartían por el territorio murciano, de modo que la industria textil musulmana importaba la materia prima –la seda y la hoja de morera– de Andalucía. Pero, con el paso del tiempo, este hecho cambió. El árbol de la morera nacía y crecía cerca de cursos de agua y en zonas más frías o húmedas. Esta condición biológica marcó el desarrollo territorial de la expansión del cultivo de la morera y la posterior industria de la seda. Sobre todo se localizó en el interior de los perímetros regados provistos de dotaciones hidráulicas suficientes, como norias, azudes y aceñas, en el Valle del Segura y sus afluentes.

     Más tarde se expandió hacia los regadíos secundarios, que dependían de fuentes o de cursos de agua más escasos. En zonas más frías como el noroeste murciano no se documentan en esos siglos cultivos de morera por sus adversas condiciones climatológicas. Este hecho marcó la industrialización del cultivo de la seda y las manufacturas textiles a lo largo de la Vega del Río Segura y el Valle de Ricote. Está atestiguada su presencia en Ulea a partir del siglo XV: la fábrica parroquial poseía, entre otros bienes, tierras donde se cultivaba la morera y los visitadores de la Orden de Santiago sacaban grandes rentabilidades, tanto en el comercio de la hoja de morera, así como la producción misma de la seda.

     A partir del siglo XVI, el árbol de la morera alcanza prácticamente su máxima área de difusión en las provincias de Murcia y Albacete. La sericicultura murciana constituyó el elemento fundamental de un modelo económico-social basado en la exportación de materias primas, principalmente textiles. Incluso se puede relacionar el progreso paralelo de la infraestructura hidráulica con su desarrollo. Todo ello permitió una rápida industrialización, donde convergían diferentes sectores necesitados unos de otros: agricultura, artesanía, hidráulica, industria textil, exportación e importación, dando fruto a un desarrollo económico que permitió, al mismo tiempo, una estabilidad social y cultural tanto en la cuenca del río Segura como en el Valle de Ricote a partir del siglo XV.