Mapa de la reconquista del territorio murciano
Mapa de la reconquista del territorio murciano

Jumilla se hace cristiana

     En lo que al avance cristiano se refiere, el siglo XIII supone un fuerte impulso reconquistador. Pronto las huestes cristianas se dejarían notar en el reino musulmán de Murcia donde gobernaba el emir Muhammad Ibn Hud. A inicios de la década de los cuarenta del siglo XIII, el reino de Murcia comienza a ser atacado por la zona norte y oeste, presionando al rey taifa de Murcia que se ve obligado en 1243 a pactar las Capitulaciones de Alcaraz con el infante Alfonso, artífice de la conquista de estas tierras, con lo que se certificaba la toma del Reino de Murcia para Castilla (ver vídeo).

     Uno de los vestigios materiales que dejó la conquista de Jumilla por parte de las tropas cristianas fue la ermita que mando construir Alfonso X a la advocación de Santa María de Gracia, templo que muy probablemente se construyó sobre los cimientos de una mezquita, en el interior del poblado ( ver entrevista a Cayetano Herrero).

     Una vez conquistada esta plaza fue entregada en señorío a Garci Jufre de Loaysa, que la recibió en 1281, recompensando así el rey Alfonso X a uno de sus fieles colaboradores. Esta donación respondía al deseo de establecer en cada una de las plazas conquistadas a vasallos fieles que habían tenido un importante papel en la conquista con el propósito de defender y conservar las nuevas plazas.

El exilio musulmán

     Pese a que en estos acuerdos se permitía que la población musulmana siguiera viviendo en sus tierras, aunque a cambio de fuertes impuestos, pasando todos ellos a ser vasallos del rey de Castilla, lo cierto es que significó el principio del final de la población mudéjar en estas tierras, donde progresivamente se fueron imponiendo los modos de vida de los conquistadores, viéndose los musulmanes obligados a emigrar a otras zonas. La encomienda santiaguista del noroeste o el valle de Ricote se convertirían en el refugio de mucha población emigrada, mientras que otros tomarían como destino el reino de Granada.

     El número de pobladores en la segunda mitad del siglo XIII debió de ser muy reducido y vivirían en torno a la fortaleza, siendo así reutilizadas algunas de las casas abandonadas por la antigua población musulmana. Mayoritariamente, los nuevos pobladores se dedicarían a actividades ganaderas, quedando en un segundo plano el cultivo de los campos, principalmente la huerta. En cuanto al origen de los nuevos repobladores de principios del siglo XIV serían en mayor medida castellanos, aunque también habría un pequeño contingente de aragoneses, principalmente catalanes y valencianos.