En Cartagena se han conservado sobre todo placas de caliza gris azulada, en buena medida destinadas al cierre de nichos de columbarios. Algunas de ellas pertenecen a más de un difunto, presentando dos epitafios. Si bien a veces no se menciona más que el nombre del fallecido, suele ser común que estas inscripciones se encabecen con una consagración a los dioses del mundo subterráneo, los Manes, bajo la fórmula Manibus, Diis Manibus o Diis Manibus Sacrum, con las siglas D.M o D.M.S.

   Junto a la mención del difunto, en el epitafio se suele mencionar al dedicante, ya identificándolo con su nombre y parentesco, ya de forma genérica. En ocasiones, el epígrafe indica que el difunto adquirió en vida la propiedad para él y sus familiares, con la fórmula sibi et suis. Por lo demás, cerrando el epitafio, se puede recoger la edad del fallecido bajo las fórmulas annorum, vixit annos o annis, y tras ésta, alguna otra fórmula:

  -Indicando que el difunto descansa en la sepultura: hic situs est o hic sepultus est (H.S.E.), con el significado de aquí yace.
  -Deseándole buen descanso: sit tibi terra levis (STTL), que la tierra te sea ligera.
  -Poniendo en su boca una invocación directa al viandante, ya un simple saludo (ave o salve), ya una interpelación a detenerse, leer el epitafio y sentirse cercano al dolor del difunto y sus familiares: hospes consiste et perlege.

   En este sentido, en ocasiones nos encontramos ante auténticas composiciones literarias. Por su especial belleza, en Carthago Nova es necesario destacar las de los difuntos Pontilieno o Cayo Licinio Torax. Inscripción de Pontilieno:

  "Pontilieno, a quien su sentido del deber honró, aquí está enterrado. Aqueronte, tienes a Publio, hijo de Lucio, arrancado de los brazos de sus padres en medio de las mayores muestras de dolor. El pudor y numerosas cualidades innatas lo adornaban en la edad infantil, de manera que resplandecía sobre los demás. A éste la poderosa naturaleza lo libró del luto y de las lágrimas, pero a sus progenitores los carga con todo ello".

   Inscripción de Cayo Licinio Tórax: "Cayo Licinio Torax, hijo de Cayo (aquí yace). Extranjero, detente y lee con atención el nombre de Thoracio. Mis huesos infantiles yacen colocados aquí. Mi destino cruel me arrebató de mis padres y no me permitió, aún joven, que gozase del porvenir. Nada semejante veas, teman los padres el futuro y no deseen demasiado parir las madres".

   Estas inscripciones funerarias se situaban en las necrópolis de Cartagena, emplazadas fuera de las murallas de la ciudad y, sobre todo, en torno a las principales vías de acceso a éstas. Así, bordeando la Via Augusta, se situó la necrópolis de Torreciega; en tanto que bordeando las vías que conducían a Castulo y Complutum, las del Barrio de la Concepción, inmediaciones de Plaza de España y Alameda de San Antón, así como San Antón. Igualmente, sabemos de otros núcleos cementeriales en la ladera meridional del Cerro de la Concepción o en el barrio de Santa Lucía.