Coraza de pecho cartaginesa
Coraza de pecho cartaginesa

   Inicio de hostilidades

    Cambio de postura de Cartago

    El dominio bárquida se tambalea

    Contraofensiva cartaginesa

    Muerte de los hermanos Escipión

    Status quo


Inicio de hostilidades en la península

    El general romano Cneo Escipión, enviado por su hermano Publio C. Escipión mientras éste intentaba frenar los avances de Aníbal en su marcha a Roma,  no tuvo dificultades para aplastar el ejército que Aníbal había dejado al mando de Hannon, y en poco tiempo ocupó toda la costa hasta el Ebro, estableciendo un campamento permanente en Tarragona.

    Pero muy pronto Cneo tuvo que enfrentarse a los problemas derivados de una guerra colonial, hostigado por las fuerzas de Asdrúbal y los pueblos indígenas de la región, ilergetes, lacetanos y ausetanos. Aunque pudo rechazar los ataques con facilidad, tuvo que mantenerse a la defensiva el resto del año.

    Al empezar el año 217 Asdrúbal Barca reunió sus tropas e hizo frente a los romanos en el Ebro. A su vez, Cneo Cornelio Escipión pasó a la ofensiva en el mar, destruyendo la flota de Asdrúbal y recorriendo a placer toda la costa. Alcanzó los muros de Cartagena, aunque sin atreverse a atacarla, saqueó Loguntica, quizás Lucentum, Alicante, y obligó a los ibicencos a aceptar el dominio romano.

    En ese momento llegó su hermano Publio desde Italia, con treinta naves y ocho mil hombres, para hacerse cargo de la campaña hispana como procónsul. A finales del verano los romanos llegaron sin dificultades hasta Sagunto, aunque sin llegar a ocuparla, mientras Publio enviaba legados por todos los pueblos indígenas bajo influencia bárquida, proclamando que los romanos llegaban a España para liberarlos del dominio cartaginés.

    En 216 la situación de Asdrúbal llegó a ser desesperada. En clara inferioridad numérica frente a las tropas romanas, durante el verano tuvo que enfrentarse a una sublevación entre los turdetanos, en el valle del Guadalquivir, inmovilizando allí a la mayor parte de sus fuerzas, lo que hizo necesario llamar a parte de las tropas establecidas en Numidia. Sin embargo los escipiones no aprovecharon la oportunidad. Es posible que estuvieran enredados en combates en el nordeste contra ilergetes y ausetanos.

   El cambio de postura de Cartago: apoyo a los bárquidas

    En cualquier caso, todos los ojos estaban fijos en Aníbal que, invicto, había llegado al sur del territorio peninsular italiano. La batalla subsiguiente, en Cannas, sacudió todo el Mediterráneo. Dos ejércitos consulares fueron aniquilados, y la derrota definitiva de Roma parecía inminente. Pero la victoria le costó a Aníbal la pérdida de una parte importante de sus fuerzas, y no pudo marchar sobre Roma, obligado a buscar refuerzos. Mandó a Magón, su hermano menor, a Cartago, con el encargo de solicitar refuerzos.

    Cartago se había mantenido hasta entonces al margen de los combates principales, aprovechando la cada vez mayor atención de los romanos sobre Aníbal y su ejército para mantener una cómoda estrategia pasiva. De hecho dentro del gobierno de la ciudad todavía existía desconfianza frente a la figura de Aníbal, que para muchos podía intentar hacerse con el poder personal en Cartago. Pero a la llegada de Magón Barca esos escrúpulos se diluyeron. Tras enumerar las victorias de su hermano...

    '' ...ordenó que se desparramaran a la entrada de la curia los anillos de oro [de los caballeros romanos muertos en combate] que formaron tal montón que hay quienes afirman que llenaron tres modios y medio [unos treinta litros]... Añadió después, para que sirviera de prueba de que se trataba de una catástrofe muy importante, que nadie salvo los jinetes, y de estos sólo los más encumbrados, lucían esa joya.'' (T. Livio, 23.12.1-2)

    Pese a algunos reparos, el senado en pleno votó el envío de refuerzos. Pero las tropas reunidas se encontraron con la dificultad de burlar el bloqueo naval romano. Se decidió entonces enviarlos a España como refuerzo bajo el mando de Magón Barca. A finales del verano de 216, Asdrúbal, recibidas las nuevas tropas, emprendió el camino del norte. Pero el ejército romano le esperaba en el Ebro. En las cercanías del río, junto a una villa llamada Hibera, (¿Tortosa?), Asdrúbal fue derrotado de forma aplastante. El poder romano estaba sólidamente establecido en la Península.

El dominio bárquida se tambalea

    En 215 las derrotas cartaginesas hicieron tambalearse la fidelidad de las villas oretanas, hasta entonces aliadas. La primera ciudad importante en sublevarse fue Iliturgi. Asdrúbal reaccionó rápidamente, utilizando los refuerzos que seguían llegando desde África, e inició un asedio. Ante esto, Cneo Escipión, a pesar de que las autoridades romanas, centradas en la amenaza de Aníbal sobre Italia, fueron incapaces de enviar ningún apoyo, avanzó por el interior hasta el valle del Guadalquivir, y obligó a Asdrúbal a retirarse. Roma tenía ahora una base en el corazón del territorio enemigo. Pronto se sublevó otra villa importante, Intibili, de localización incierta.

    El dominio cartaginés empezaba a cuartearse, mientras las defecciones se generalizaban. Al año siguiente la actividad del ejército romano se intensificó en la zona. Tras un fracaso en Acra-Leuke, que le costó dos mil bajas, Cneo consiguió el apoyo de Cástulo, la principal ciudad oretana, y de otras villas, lo que le permitió ampliar su campo de operaciones, llegando a Munda y Orongis. Mientras, Publio logró tomar Sagunto.

Contraofensiva cartaginesa   

    Pero los éxitos romanos fueron apagándose, ante la incapacidad de Roma de enviar refuerzos con los que cubrir las continuas bajas. En 213 estalló una rebelión en Numidia, incitada por los romanos, contra los cartagineses, por lo que el interés se centró allí. La sublevación pudo ser sofocada por Asdrúbal gracias al envío de tropas desde España.

    En 213 y 212 no se desarrollaron operaciones importantes en la Península, contentándose las agotadas fuerzas romanas con mantener sus posiciones en la Oretania y en el nordeste. Pero en 211, dominada la rebelión de los númidas, las tropas de Asdrúbal regresaron a España, reforzadas por un nuevo ejército cartaginés al mando de Asdrúbal Giscón.

La muerte de los hermanos Escipión

    Cuando al empezar el verano Publio y Cneo Escipión llegaron al valle del Guadalquivir, se encontraron enfrentados a tres ejércitos, el de Asdrúbal Barca, en Amtorgis, lugar de localización incierta en el Alto Guadalquivir, y los de Magón Barca y Asdrúbal Giscón, en la Turdetania. En una decisión poco meditada, y contando que con las considerables fuerzas de aliados hispanos de las que disponían podrían completar la destrucción definitiva de las fuerzas de los bárquidas, los generales romanos resolvieron formar dos cuerpos.

    Publio se llevó a la mayor parte de las tropas itálicas y se dirigió hacia occidente, para enfrentarse a Magón y Asdrubal Giscón, mientras que Cneo, con el grueso de los aliados hispanos, acampó junto a Asdrúbal Barca. Pero Asdrúbal utilizó su experiencia en los asuntos hispanos para convencer a las tropas indígenas de que abandonaran el campamento romano.

    ''Tras coger de pronto sus enseñas, se marchan los celtíberos dando como única respuesta a los romanos que les preguntaban el motivo y les suplicaban que se quedaran que los reclamaba una guerra interna. Desde el momento en que los aliados no podían ser retenidos ni con ruegos ni por la fuerza, [Cneo] Escipión comprendió que sin ellos no era rival para los enemigos ni podía unirse otra vez a su hermano y que no disponía de ninguna otra salida honrosa.'' (T. Livio, 25. 33. 7-8)

    Cneo empezó a retirarse hacia el norte, esperando el regreso de su hermano Publio. Pero éste no volvería. Mientras avanzaba hacia el oeste hostigado por la caballería númida de Massinisa, le llegaron noticias de que una importante fuerza de ilergetes, aliados de los cartagineses, se aproximaba desde el norte. Trató de maniobrar para enfrentarse a ellos, pero en ese momento llegó la vanguardia de las tropas cartaginesas, que ralentizaron su marcha, hasta que las tropas de Magón y Asdrúbal Giscon lo alcanzaron. La derrota fue total, y el general cayó en medio de la batalla.

    Los vencedores se unieron con Asdrúbal Barca, y con los tres ejércitos reunidos terminaron rodeando a Cneo, que todavía no conocía la derrota de su hermano, cerca de la Sierra de Cazorla. Sus tropas terminaron por ser aniquiladas y Cneo murió en combate. Todas las posiciones y alianzas conseguidas por los romanos durante los seis años anteriores se perdieron inmediatamente. A duras penas un oficial romano, Lucio Marcio, reagrupó a los supervivientes de ambas derrotas y consiguió llevarlos de vuelta al campamento de invierno en Tarragona, donde pudo resistir hasta la llegada de refuerzos de Italia.

Status quo   

    Mientras tanto, Asdrúbal Barca se dedicó a aprovechar la superioridad de sus ejércitos para asegurar su dominio al sur del Ebro, sin lanzar un ataque decisivo contra los últimos enclaves romanos en el nordeste. Está claro que, tras la intervención romana en el valle del Guadalquivir, era necesario reorganizar las alianzas y castigar a los líderes iberos que habían aceptado la colaboración con los escipiones. Pero esto dio tiempo a Roma, que volvía a respirar en Italia tras conquistar Tarento y Capua y arrinconar a Aníbal, falto de reservas, en el sur de la Península. A principios de 210 llegó a Tarragona el pretor Claudio Nerón, con seis mil hombres de refresco. Durante el verano trató de alcanzar el valle del Guadalquivir, pero su avance fue bloqueado por Asdrúbal Barca en un lugar que muy bien pudo ser el desfiladero de Despeñaperros.